Así puedes identificar la calidad y comer ostras sin que te sienten mal
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Los mejores trucos para comer las ostras
Las ostras son valoradas por su exquisito sabor marino y su aporte nutricional, sobresaliendo por su riqueza en ácidos grasos omega 3, hierro, zinc y elastina, que contribuyen positivamente a la salud cardiovascular, el sistema inmunológico y el cuidado de la piel.
A pesar de su renombre, muchas personas se sienten cohibidas al manipularlas, especialmente cuando se consumen vivas, lo que puede provocar cierta aversión y dificultades para abrir su concha.
Por ello, es crucial aprender a disfrutarlas como verdaderos expertos, superando los posibles recelos y adheriendo a técnicas concretas para saborear al máximo este manjar del mar.
Cómo comer ostras paso a paso
Antes de adentrarnos en cómo comerlas, es esencial saber distinguir las ostras de calidad. Hay dos tipos principales: la portuguesa y la mairrane. La primera es más pequeña y barata, con un sabor agradable y fuertemente adherida al caparazón, mientras que la segunda es más grande, costosa y exquisita.
Sin importar el tipo, todas deben tener un aroma fresco y sabor a mar con matices salados, ser opacas y llenar toda la concha, indicando una alimentación adecuada.
A pesar de estas características, es raro encontrar ostras en mal estado en mercados y restaurantes especializados debido a su preparación: deben reposar en agua limpia durante 48 horas después de ser capturadas, una práctica que también siguen quienes las pescan por sí mismos.
Ahora, ¿cómo se comen correctamente las ostras?
Primero, es común consumirlas crudas y vivas, acompañadas de limón para realzar su sabor original, preferiblemente recién abiertas para conservar sus propiedades. Luego, al llevar la ostra a la boca, no se debe sorber, sino dejar que se deslice lentamente hacia el interior, tras cortar la piel que la une al caparazón.
Una vez en la boca, se mastica cuidadosamente varias veces para apreciar todos los músculos y fibras que liberan su jugoso líquido salobre, ofreciendo un contraste de sabores y texturas. Además, es un error desechar el caldo que queda en la concha, ya que es esencial para realzar el sabor del molusco, siendo en realidad el agua del mar en la que se crió.
Por último, las ostras suelen maridarse con champán o vino blanco, gracias a su efecto burbujeante que complementa el sabor profundo y penetrante del marisco.
Abrir la concha
Antes de disfrutar de las ostras, es esencial aprender a abrir su concha. Para ello, se deben seguir una serie precauciones, como sujetar correctamente el producto, usar herramientas adecuadas y proteger las manos.
Para abrir una ostra, primero se cubre la mano con un paño o guante resistente. Luego, se coloca la ostra en la palma de la mano no dominante con la concha cóncava hacia abajo y el vértice hacia la muñeca. Se busca la separación entre las valvas y se introduce un cuchillo con cuidado por el lado derecho y la mitad delantera, donde está el músculo que las une.
Deslizando el cuchillo horizontalmente y cerca de la valva superior, se corta este músculo para separar las valvas con un ligero movimiento de palanca. Finalmente, se separa la ostra de la valva inferior para su consumo.
¡Evita las ostras crudas!
Bill Marler, un especialista en seguridad alimentaria, señala un aumento en los casos de enfermedades transmitidas por mariscos crudos en la última década. El norovirus, responsable de numerosos casos de intoxicación alimentaria, afectó a cientos de personas en Estados Unidos y Canadá en la primavera de 2022 después de consumir ostras crudas de la Columbia Británica. Esta enfermedad provoca síntomas como diarrea, vómitos y dolor de estómago.
Las ostras filtran el agua del océano, absorbiendo virus y patógenos en su carne, incluyendo bacterias como el vibrio, que se encuentran naturalmente en aguas cálidas. Además, virus como el norovirus y el de la hepatitis A pueden terminar en el agua a través de aguas residuales, lo que representa un riesgo de contaminación.
La contaminación plástica también puede permitir la supervivencia de virus en el agua por más tiempo. Debido al aumento de la población, hay mayores cantidades de desechos humanos en el océano, lo que puede afectar la calidad del agua y aumentar el riesgo de contaminación por ostras.
El CDC recomienda hervir los mariscos hasta que se abran las conchas y durante cinco minutos adicionales a 90 grados, descartando cualquier marisco que no se abra durante la cocción.
Los mariscos contaminados pueden no presentar signos visibles ni olfativos de estar en mal estado, por lo que es importante prestar atención a la calidad y evitar consumir mariscos con mal olor o conchas rotas.
Marler sugiere que en el futuro, los amantes de los mariscos podrían optar por consumir ostras crudas importadas de áreas del norte. Sin embargo, advierte que el aumento de la temperatura del agua y el crecimiento de la población plantean desafíos cada vez mayores para quienes desean consumir ostras crudas sin ningún tipo de riesgo para la salud.
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