Mad Cool 2018: la gran noche de Jack White y Arctic Monkeys y la decepción de Massive Attack
La segunda jornada de Mad Cool ha llevado el festival de vuelta a la crónica musical, sin más lances que el ‘derby’ intercontinental entre dos colosos del rock, Jack White y Arctic Monkeys, y un fuera de juego a cargo de Massive Attack, tras suspender su concierto, según el festival, «achacando que el sonido del escenario donde en ese momento actuaba Franz Ferdinand molestaba para la realización de su show».
El terreno de juego ha sido el nuevo recinto de esta cita madrileña, que ha acogido hoy de nuevo a 80.000 personas, pero sin los problemas de acceso del día anterior, para disfrutar de un cartel que ha acogido conciertos en su primera parte de Real Estate, At The Drive In, Ben Howard, James Bay y Snow Patrol.
Del relativo sopor que han dejado éstos se ha despertado Mad Cool con un concierto electrizante a cargo de Jack White en el que el estadounidense ha retozado entre hard rock grueso, groove lastrado con alma de blues y guitarras espídicas y volátiles entre medias.
En casi todos los páramos se ha detenido en su concierto y de todos ha salido triunfante, especialmente con la soulera y orgiástica ‘Connected by love’ o con un ‘Seven Nation Army’ final, inapelable de su etapa con White Stripes, que ha levantado de su sitio hasta al hombre o mujer tirado en el último rincón de estos 200.000 metros cuadrados de césped artificial.
El pescado parecía vendido con esa concepción de rock sucio y distorsionado cuando a continuación han irrumpido desde el Reino Unido los exquisitos e impolutos Arctic Monkeys.
Alex Turner: «Esta noche es la noche»
Cuando Mad Cool anunció su mediática presencia con ‘Tranquility Base Hotel & Casino’, uno de los discos del año tanto por la espera (un lustro sin novedades), como por su controvertido viraje de estilo o su calidad, el primer pensamiento iba contaminado de alarmas: ¿Era este álbum poco dado a la inmediatez el indicado para el formato de festival?
Quizás Alex Turner y compañía pensaron lo mismo, que su más reciente trabajo se saborea mejor en el reposo del hogar, porque en los conciertos de su actual gira, incluido el de hoy, interpretan un popurrí de toda su discografía, desde el inicial ‘Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not’ (2006).
Así pues, todo el mundo contento, al menos el máximo común de los asistentes, cada vez más británicos entre ellos, que han brincado y cantado al son de cortes seminales como ‘I Bet You Look Good on the Dancefloor’ o ‘Do I Wanna Know?’, con esa progresión de bajo que es como asomarse a un desfiladero.
Imponente ha sido ya su aterrizaje sobre el escenario bajo los acordes del reciente ‘Four Out Of Five’, con un Turner metido completamente en el papel de chulo setentero de trastienda a lo John Travolta en ‘Pulp Fiction’ (pelo engominado, gafas XL translúcidas, camisa abierta con el cuello por encima de la chaqueta y cadena de oro sobre el pecho).
«Esta noche es la noche», ha pronosticado antes de desatar la tormenta de ‘Brianstorm’ o ampliar su pose de abusón del rock con la vacilona ‘Don’t Sit Down ‘Cause I’ve Moved Your Chair’, plantado delante de un luminoso gigante en el que podía leerse sencillamente ‘Monkeys’.