La izquierda valenciana impondrá la tasa turística pese a recaudar un 20% más que en 2021

MARÍA JOSÉ CATALÁ
María José Catalá, con la señal de 'Stop' a la tasa turística.
Ignacio Martínez

La izquierda valenciana del presidente socialista de la Generalitat Ximo Puig, su vicepresidenta primera Mónica Oltra (Compromís) y Podemos está empeñada en imponer la tasa turística a pesar de que la recaudación pública en la Comunidad Valenciana crecerá un 20% este año respecto al pasado ejercicio 2021 sin necesidad de gravar a valencianos o foráneos con la citada tasa. Y ello, en el momento de mayor incertidumbre económica por la invasión rusa de Ucrania, la crisis de abastecimiento, el aumento desbocado de la inflación y la subida sin freno de la energía. Los efectos nocivos de la tasa han comenzado incluso antes de su aprobación. En Reino Unido, los rotativos ya alertan del encarecimiento que supondrá el impuesto.

En concreto, las arcas públicas valencianas  ingresarán 1.284 millones más en este 2022 que en 2021. A ese capital, hay que sumar, otros 1.500 millones más derivados del incremento de la inflación, lo que totaliza 2.784 millones de recaudación más en 2022 que en 2021. Todo ello, según las estimaciones realizadas por el Partido Popular acerca de las cuentas públicas valencianas. De hecho, el PP ha iniciado una campaña de rechazo a esa tasa turística, con imágenes de sus referentes ante una señal de tráfico en la que se puede leer un mensaje que no deja dudas: «Stop a la Tasa Turística». Un impuesto que en España sólo tienen Cataluña, Baleares y en breve la Comunidad Valenciana. Curiosamente, las 3 autonomías que conforman esa entelequia que son los países catalanes, de ahí que se haya rebautizado a la tasa turística como el ‘impuesto de los países catalanes’.

En síntesis, es un impuesto que gravará las pernoctaciones en alojamientos turísticos tanto a turistas de fuera de la Comunidad Valenciana como a los valencianos. De hecho, según datos del propio sector turístico, 2,5 de cada 10 ‘paganos’ de la tasa (25%) serán los propios valencianos. Su aplicación dependerá de los ayuntamientos. Y su precio oscilará entre los 0,50 a los 2 euros diarios por pernoctación en función de la categoría del establecimiento.

El impuesto empezó a tomar cuerpo realmente en territorio valenciano el pasado diciembre. Los 3 partidos que conforman el Gobierno (PSOE, Compromís Podemos) acordaron imponer una tasa turística de carácter municipal y voluntaria. Es decir, que los ayuntamientos pueden adherirse a ella, o no. La ley debía estar preparada antes de marzo para iniciar su tramitación en las Cortes Valencianas. Sin embargo, se ha ido demorando. El documento ya está listo para iniciar el procedimiento legislativo, aunque su entrada en vigor no está prevista antes de 2024.

Los alcaldes de 3 de las ciudades más turísticas de la Comunidad Valenciana: Alicante, Benidorm y Torrevieja, los 3 del Partido Popular, ya han anunciado que ellos no aplicarán la tasa turística en sus municipios salvo que la ley les obligue. Los 3 advirtieron en su momento de que en un universo de paquetes turísticos en los que apenas unos céntimos pueden decantar el destino de los visitantes, la tasa sería perjudicial. La izquierda valenciana rechazó entonces este argumento. Esta misma semana, algunos rotativos británicos ya alertaban de que la tasa encarecería destinos como Benidorm o Torrevieja para sus compatriotas, circunstancia que puede poner en riesgo puestos de trabajo y empresas y que ha vuelto a poner en guardia al sector.

En el caso de la ciudad de Valencia, gobernada por Compromís y los socialistas, que sí ha urgido la aprobación de la tasa turística, según datos de la patronal hotelera de referencia en la Comunidad Valenciana, la tasa turística puede suponer una merma del 20% en el turismo de negocio y congresos.

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