Ciencia
Fenómeno astronómico

Olvídate del sol: el pueblo de Alaska que no verá la luz en 65 días

Cuando la noche es el invierno: el fenómeno de la noche polar ya está aquí

Dos meses de noche y 80 días de luz: el increíble calendario de Utqiagvik

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La remota localidad de Utqiagvik, ubicada en la costa ártica de Alaska y reconocida como el asentamiento más septentrional de Estados Unidos, ha marcado el inicio de su inmersión anual en la profunda penumbra. Desde el pasado 18 de noviembre, los aproximadamente 4.400 residentes de este pueblo, antes conocido como Barrow, han presenciado la última puesta de sol del año, dando paso a la extensa noche polar.

Este fenómeno astronómico, que se prolonga durante aproximadamente 65 días, mantendrá al sol completamente por debajo del horizonte. Los habitantes no volverán a ver el disco solar asomarse hasta el 22 de enero del próximo año, cuando está programado el primer amanecer.

El origen de la oscuridad extrema

La causa de este ciclo lumínico extremo no es otra que la propia inclinación del eje terrestre. Utqiagvik, al encontrarse muy por encima del Círculo Polar Ártico (a unas 300 millas), durante los meses de invierno del hemisferio norte, la Tierra se inclina de tal manera que esta latitud queda fuera del alcance de la radiación solar directa.

Es fundamental matizar que la noche polar no es de una oscuridad absoluta. Aunque no habrá luz solar directa, la atmósfera aún permite que, durante unas pocas horas alrededor del mediodía, se experimente lo que se conoce como «crepúsculo civil». Este tenue resplandor azul, que se proyecta sobre el horizonte meridional, ofrece la única iluminación natural aparte de la luna y las ocasionales e hipnotizantes auroras boreales.

Una vida bajo cero y a contraluz

Las condiciones ambientales se vuelven particularmente rigurosas durante este periodo. La ausencia de luz diurna provoca una drástica caída de las temperaturas, que habitualmente se mantienen por debajo de los –20 °C, pudiendo descender hasta los -50°C en los momentos más crudos del invierno ártico. Los fuertes vientos, comunes en la región, intensifican la sensación térmica.

Los residentes, muchos de ellos de la cultura nativa Iñupiat, han desarrollado rutinas y adaptaciones históricas para sortear estos meses de tinieblas. La anticipación del último atardecer es un evento clave, y la comunidad se esfuerza por mantener horarios estrictos y actividades sociales, como el tradicional Festival de la Aurora, para contrarrestar el impacto psicológico del fenómeno, incluyendo el riesgo de trastorno afectivo estacional.

Este largo invierno contrasta de manera dramática con su contraparte veraniega: el sol de medianoche. A partir de mayo, Utqiagvik experimenta un periodo de casi 80 días continuos de luz solar ininterrumpida, cuando el sol simplemente deja de ponerse hasta mediados de agosto. Esta variación extrema define la vida en el extremo norte de América.