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Espacio

Hallazgo esperanzador: La NASA detecta los indicios de vida fuera de la Tierra «más prometedores hasta ahora»

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Cuando se trata del espacio, los descubrimientos nunca se detienen. Hay tantos planetas por descubrir, estrellas sin nombre y galaxias que no se sabe cuándo podremos conocer. Con telescopios como el James Webb, los científicos han aumentado progresivamente sus capacidades y cada vez queda más claro que no es ciencia ficción.

La idea de la vida extraterrestre siempre ha estado dando vueltas entre películas como Hombres de negro o E.T., pero ahora los indicios ya no llegan desde Hollywood, sino desde 124 años luz de distancia. Y esta vez, la pista es química.

Descubren indicios de vida fuera de la Tierra

La NASA apunta a señales de vida en K2-18b, las más sólidas hasta hoy. Un grupo de astrónomos ha anunciado que el telescopio James Webb habría captado, en el exoplaneta K2-18b, rastros de moléculas que, al menos en la Tierra, sólo se conocen como subproducto de organismos vivos. Concretamente, se trata de dimetilsulfuro (DMS) y dimetil disulfuro (DMDS), compuestos que liberan microalgas marinas como parte de su metabolismo.

Según el equipo liderado por Nikku Madhusudhan, de la Universidad de Cambridge, la cantidad de DMS detectada es tan elevada que cuesta imaginar un origen puramente geológico. Si este gas viene de seres vivos, ese planeta podría estar lleno de ellos.

Esta no es la primera vez que K2-18b da que hablar. Ya en 2023, el mismo telescopio identificó metano y dióxido de carbono en su atmósfera. Pero esta vez, el nivel de precisión en los datos es mucho mayor y la implicación, más directa, pues lo que se detectó ahora son huellas que, en nuestro planeta, sólo dejan los seres vivos.

¿Cómo lograron ver la primera señal clara de vida fuera de la Tierra?

La clave está en cómo Webb analiza la luz. Cuando el planeta pasa frente a su estrella, parte de esa luz atraviesa su atmósfera. Lo que llega hasta nosotros permite leer, casi como si fuera un código, qué gases están ahí flotando.

En esta segunda ronda de observaciones, los instrumentos captaron señales mucho más fuertes de DMS y DMDS. No es suficiente todavía para asegurar que hay «vida», pero es lo más cerca que se ha estado.

Lo más relevante del descubrimiento es que estas moléculas no sólo están presentes, sino que parecen abundar. Si ese nivel se confirma, estaríamos hablando de un planeta con un entorno biológico hiperactivo, aunque posiblemente a nivel microbiano. Nada de civilizaciones extraterrestres ni antenas gigantes, sino algo más parecido a nuestros océanos primitivos.

Por otro lado, K2-18b orbita en lo que se llama «zona habitable»: ni tan lejos ni tan cerca de su estrella como para que el agua, si es que existe, esté congelada o evaporada. Y aunque algunos científicos han planteado dudas (dicen que el planeta podría ser demasiado caliente, o incluso una bola de lava oculta bajo atmósfera), otros consideran que podría tratarse de un planeta hiceánico. Es decir, con un océano profundo y una atmósfera rica en hidrógeno.

Se calcula que necesitarán unas 20 horas más de observación para confirmar lo que hoy es una señal. Si las cosas salen como esperan, en un par de años podríamos estar hablando del primer planeta con indicios sólidos de vida fuera del Sistema Solar.