Descubren extraños objetos helados en los confines de la Vía Láctea y los astrónomos no encuentran explicación
Toma nota de los objetos que han aparecido en la Vía Láctea
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Los astrónomos no encuentran explicación a unos objetos que han encontrado en los confines de la Vía Láctea. Aunque pensemos que estamos en un punto fijo del universo, la realidad es que nos movemos en una dirección que quizás no pensábamos que nos lleva hacia el descubrimiento de nuevas fronteras. La Tierra se mueve y nos invita a descubrir una Vía Láctea que sigue escondiendo más de un secreto en su interior.
Estamos ante una frontera, la espacial que puede darnos algunos datos destacados que quizás hasta ahora no sabíamos que teníamos que afrontar. Hay una serie de detalles que pueden llegar a ser los que marquen un antes y un después, de la mano de determinados elementos que quizás hasta ahora no hubiéramos tenido en cuenta. Sin duda alguna, nos enfrentamos a unos objetos, los que aparecen fuera de esta zona que tenemos controlada que pueden incluso representar una amenaza. Ante algo desconocido que puede acabar siendo lo que marque un antes y un después en este futuro al que irremediablemente vamos que tener que salir de forma directa hasta el exterior.
La Vía Láctea esconde una serie de extraños objetos
La puesta en marcha de nuevos telescopios como el James Webb ha dado como resultado una importante investigación que puede acabar siendo la que marque un antes y un después. Por lo que, habrá llegado el momento de poner sobre la mesa una serie de cambios que pueden ser los que van a marcar este destino que tenemos por delante.
Afrontaremos una serie de detalles que pueden acabar siendo los que nos acompañen en estos días que tenemos por delante. Este futuro en el que saldremos al espacio exterior se base en gran medida en este tipo de detalles, sabiendo qué nos depara el universo y viendo estos objetos, hasta la fecha desconocida.
Sabemos muy poco de los objetos que están en esta Vía Láctea, de hecho, debemos empezar a prepararnos para afrontar algunas situaciones que pueden ser las que marcarán una diferencia importante. Por lo que, debemos empezar a tener en cuenta algunos detalles que pueden ser los que tengan que investigar más a fondo.
Se conoce la composición de estos objetos congelados, pero no, el origen o rumbo. Por lo que, los científicos están totalmente desconcertados con lo que está llegando.
Estos objetos helados desconciertan a los científicos
Desde Meteored nos explican que: «En 2021, se descubrieron dos objetos en los datos del telescopio espacial AKARI correspondientes a los años 2006 a 2011. En ese momento, no se pudo identificar ninguno, por lo que el equipo tuvo que esperar a obtener más datos del conjunto ALMA en Chile. Ahora, los nuevos datos solo han hecho que la naturaleza de los dos objetos sea más misteriosa. El equipo de investigación ha descubierto que ambos objetos, que están cerca uno del otro en el cielo nocturno pero muy separados en la distancia, parecen ser bolas de hielo de algún tipo. Ambos se encuentran también en una parte exterior de la galaxia, la Vía Láctea. Señalan que cualquiera de ellos o ambos podrían ser densas nubes de gas o un tipo de estrella que no se ha visto antes. Sin embargo, esta última posibilidad parece poco probable, señalan, porque ambos están lejos de las regiones de la galaxia donde normalmente se forman las estrellas. El trío de investigadores explica que los datos infrarrojos han demostrado que ambos objetos han absorbido polvo y hielo, algo que se observa normalmente en objetos estelares jóvenes o en estrellas situadas detrás de densas nubes. Señalan que hay algo más extraño en el par: los datos de los telescopios no coinciden en cuanto a la distancia entre ellos y la Tierra».
Siguiendo con la misma explicación: «Los datos de una fuente indican que uno de los objetos se encuentra a 6.500 años luz de la Tierra, mientras que los datos de otra fuente indican que se encuentra a 30.000 años luz de distancia. Ambas fuentes coinciden en que el otro objeto se encuentra a unos 43.700 años luz de distancia. Además, ambos objetos parecen tener aproximadamente diez veces el tamaño del sistema solar, lo que los investigadores describen como muy pequeño para una nube de gas. Los investigadores afirman que otros datos muestran que el gas que rodea a ambos objetos está compuesto principalmente de dióxido de silicio, con un poco de dióxido de carbono mezclado. La proporción, señalan, es similar a la observada en estrellas jóvenes. Concluyen sugiriendo que los datos disponibles no pueden usarse para identificar ninguno de los dos objetos. Esperan que una vez que el telescopio espacial James Webb pueda apuntarlos, su naturaleza se vuelva más clara».
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