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La ciencia explica el ‘secreto químico’ de las melodías eternas

Hay muchas canciones y melodías que parecen sobrevivir al paso del tiempo. Pero ¿cuál es el secreto de las melodías eternas? Te lo contamos.

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  • Francisco María
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¿Te has dado cuenta de que algunas canciones parecen eternizarse y logran mantenerse vivas en la mente de diferentes generaciones? Quizás, incluso ya hayas reconocido una melodía que ni siquiera sabias de dónde la conocías o en qué momento la escuchaste. Bueno, ahora y gracias a la ciencia, sabemos cuál es el ‘secreto químico’ de las melodías eternas. Y si quieres conocerlo, ¡sigue leyendo que a continuación te contamos todo!

La increíble conexión entre la música y el cerebro

Hace más de una década, se ha demostrado que nuestro cerebro reacciona de una manera muy positiva cuando escuchamos música. Un estudio publicado allá por el 2011, mostraba que liberamos ciertos compuestos químicos, en especial la dopamina, capaces de promover bienestar cuando disfrutamos de canciones que nos gustan.

Se ha observado que los niveles de dopamina se incrementan en hasta un 10% cuando escuchamos nuestras melodías favoritas. Y este incremento también ocurre cuando hacemos otras actividades placenteras, como comer, ganar dinero y tener sexo.

Lo más interesante es que, en el caso de la música, el aumento de la dopamina no se asocia a una recompensa material. Se trata de una recompensa abstracta, que puede hacernos sentir un placer comparable al que obtenemos al satisfacer ciertos estímulos biológicos fundamentales, como alimentarnos y aparearnos.

Pero, ¿cómo explica la ciencia el secreto de las melodías eternas?

Ahora bien, que una música nos guste no significa necesariamente que se convertirá en una melodía eterna. De hecho, puede ocurrir precisamente lo contrario. Es decir: aunque ciertas canciones no nos agraden tanto o que no estén en nuestras playlists preferidas, podemos reconocerlas fácilmente y hasta tener la impresión que la conocemos de toda la vida.

Entonces, ¿cuál es el secreto de las melodías eternas? Pues, nuevamente la explicación tiene como protagonista a nuestro cerebro. Y es que la estructura de composición de estas canciones que nunca mueren parece encajar perfectamente en la estructura funcional de nuestras neuronas.

Cuando las escuchamos, es como si actuaran como una llave exacta para una compleja cerradura. Y gracias a esta compatibilidad, pueden hacernos asimilar con mucha más eficiencia el mensaje que quieren transmitir, pues podemos captar y ‘digerir’ más fácilmente la información que viaja en sus ondas sonoras.

Reconocer una melodía no es exactamente voluntario

Además, el hecho de que podamos reconocer estas melodías eternas aun sin tener la intención de hacerlo, se debería a que el reconocimiento de la armonía no es una habilidad adquirida, sino una capacidad intrínseca de nuestro cerebro, que lógicamente ha experimentado ciertos cambios a lo largo de la evolución.

Por ello, todos los seres humanos ya nacen con cierta competencia para detectar la consonancia de los sonidos y la armonía ‘detrás’ de las composiciones musicales. Aunque jamás hayan tenido una educación musical, podrán asimilar fácilmente la estructura de las melodías eternas, que hablan directamente a su cerebro.

No obstante, algunos individuos muestran una capacidad extraordinaria para diferenciar frecuencias sonoras, como es caso de grandes compositores, como Mozart. Y con una debida educación, esta natural capacidad puede alcanzar niveles aún más sofisticados.