Ciencia
Recursos estratégicos

¿Adiós a la dependencia de China?: Japón halla un brutal yacimiento de 230 toneladas de tierras raras en el fondo del océano

En el actual contexto internacional, las relaciones entre potencias como China, Estados Unidos, Japón o los países europeos están marcadas por disputas comerciales y tecnológicas. Una de las claves en este escenario es el acceso a los llamados elementos de tierras raras, vitales para la fabricación de tecnologías emergentes.

El gigante asiático mantiene desde hace años una posición dominante tanto en la extracción como en el procesamiento de estas sustancias. Dicho esto, China ejerce hoy una enorme presión estratégica sobre países que dependen de sus exportaciones. Entre ellos estaría Japón, pero no por mucho tiempo, porque esa dependencia podría comenzar a revertirse.

¿Cómo hizo Japón para encontrar tierras raras en el fondo del océano?

Una investigación conjunta de la Fundación Nippon y la Universidad de Tokio confirmó en 2024 mediante un comunicado la existencia de un yacimiento submarino de tierras raras en el fondo del océano en las inmediaciones de la isla Minami-Torishima, dentro de la Zona Económica Exclusiva japonesa.

La superficie explorada abarca más de 10.000 kilómetros cuadrados y contiene unos 230 millones de toneladas de minerales ricos en elementos críticos. Entre los recursos detectados destacan:

Estas cantidades permitirían un consumo interno estimado de 75 años para el cobalto y 11 años para el níquel, sin necesidad de importar desde otros países. Ambos metales tienen usos clave en baterías, superaleaciones, componentes aeroespaciales, catalizadores e imanes de alto rendimiento.

La investigación se ha llevado a cabo mediante un sumergible no tripulado que ha recogido muestras del lecho marino, ubicado a entre 5.200 y 5.700 metros de profundidad.

Allí se encuentran concentraciones elevadas de módulos de manganeso, formaciones que contienen diversos metales como hierro, cobre, níquel y cobalto.

¿Qué poseen dentro estas tierras raras en el fondo del océano?

El lecho marino de Minami-Torishima contiene, según estimaciones preliminares, una densidad de hasta 30 kilos de módulos de manganeso por metro cuadrado en determinadas áreas. Estas formaciones, resultado de procesos naturales de sedimentación, presentan una fuente rica pero compleja para su explotación.

La profundidad y la presión ejercen una enorme dificultad técnica sobre cualquier intento de extracción. Además, los estudios de impacto ambiental son una parte fundamental del proceso antes de autorizar operaciones a gran escala.

Japón prevé realizar pruebas entre 2025 y 2028 para evaluar la viabilidad industrial del proyecto.

¿Por qué Minami-Torishima es fundamental para el gobierno japonés?

El Gobierno japonés espera que este yacimiento permita extraer hasta 3 millones de toneladas anuales de estos metales raros. La primera fase será de carácter experimental y financiada con fondos públicos, pero se prevé que, si se cumplen los objetivos técnicos y ambientales, el proyecto pase a manos del sector privado.

El interés del país no se limita al beneficio económico directo. El objetivo es reforzar la seguridad económica nacional a través de una menor dependencia de importaciones procedentes de China.

A día de hoy, Japón se encuentra sujeto a decisiones comerciales y políticas del país asiático, lo que representa un riesgo en un entorno de creciente rivalidad geoestratégica.

Europa y Estados Unidos también han manifestado su intención de reducir su dependencia de China en este ámbito. Sin embargo, la legislación medioambiental más estricta de estos territorios complica la viabilidad de proyectos similares.

En ese sentido, el caso japonés se perfila como un modelo a seguir, siempre que logre equilibrar la explotación de tierras raras en el fondo del océano con la preservación del ecosistema marino.

¿Qué se podría fabricar con lo que hay en este yacimiento japonés de tierras raras?

Los elementos presentes en este yacimiento resultan esenciales para sectores de rápido crecimiento:

Con este descubrimiento, Japón busca no solo una ventaja económica, sino también asegurar su posición tecnológica y energética a medio y largo plazo.

Como declaró el profesor Yasuhiro Katö, uno de los responsables del proyecto: «Japón tiene un potencial único para convertirse en líder en recursos, lo que influirá directamente en su desarrollo económico».