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Cómo cuidar la salud ocular de los niños en verano: consejos y recomendaciones

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Pautas para cuidar de la salud ocular de los niños en verano
Blanca Espada

El verano es una época del año en la que los niños disfrutan de las vacaciones, el sol, la playa y la piscina. Sin embargo, también es una época en la que hay que prestar especial atención a la salud ocular de los más pequeños, ya que pueden estar expuestos a factores que pueden dañar sus ojos o provocarles molestias e infecciones. Descubramos entonces a continuación, y al detalle, todo sobre cómo cuidar la salud ocular de los niños en verano: consejos y recomendaciones.

Cómo cuidar la salud ocular de los niños en verano

Los ojos de los niños son más sensibles y vulnerables que los de los adultos, ya que sus estructuras oculares aún están en desarrollo y no tienen una protección natural suficiente contra la radiación ultravioleta (UV) del sol. Además, los niños suelen pasar más tiempo al aire libre y en contacto con el agua, lo que aumenta el riesgo de irritación, sequedad, alergia o conjuntivitis.

Para evitar estos problemas y cuidar la salud ocular de los niños en verano, es importante seguir una serie de consejos y recomendaciones que te explicamos a continuación:

Proteger los ojos del sol

El sol es el principal enemigo de los ojos en verano, ya que puede causar quemaduras, inflamación, cataratas o degeneración macular a largo plazo. Por eso, es imprescindible que los niños usen unas gafas de sol homologadas con el distintivo CE y con un nivel de protección 3 o 4, que bloqueen el 100% de los rayos UV.

Las gafas deben tener unas lentes oscuras y envolventes, que cubran bien los ojos y eviten el paso de la luz por los laterales. También deben tener una montura resistente y cómoda, preferiblemente de plástico. Si el niño usa corrección óptica, se pueden graduar las gafas de sol o usar unas lentes de contacto con filtro UV.

Usar gafas de natación

El agua de la piscina o del mar puede contener cloro, sal, arena, bacterias u otros agentes irritantes que pueden provocar enrojecimiento, picor, lagrimeo o infecciones en los ojos. Para prevenirlos, se recomienda que los niños usen unas gafas de natación ajustadas y con un buen sellado, que impidan el contacto del agua con los ojos. Las gafas de natación también pueden tener protección UV y graduación si es necesario.

Evitar el aire acondicionado y los ventiladores

Estos aparatos pueden resecar el ambiente y favorecer la aparición del síndrome del ojo seco, que se caracteriza por una disminución o mala calidad de la lágrima, lo que provoca irritación, ardor, sensación de cuerpo extraño o visión borrosa. Para evitarlo, se debe moderar el uso del aire acondicionado y los ventiladores, y evitar que el aire incida directamente sobre los ojos. También se puede usar un humidificador para mantener una buena humedad ambiental.

Hidratar los ojos

Otra forma de prevenir o aliviar el ojo seco es hidratar los ojos con lágrimas artificiales, que se pueden aplicar varias veces al día según las necesidades. Las lágrimas artificiales también pueden ayudar a eliminar las impurezas o restos que puedan quedar en los ojos después de la exposición al sol o al agua. Se debe elegir un producto adecuado para cada caso y consultar con el oftalmólogo antes de usarlo.

Lavarse las manos

Un hábito básico para prevenir cualquier tipo de enfermedad es lavarse las manos con frecuencia y correctamente, sobre todo antes y después de tocar los ojos o manipular las gafas o las lentes de contacto. Así se evita la transmisión de gérmenes que puedan causar conjuntivitis u otras infecciones oculares. También se debe evitar frotarse los ojos con las manos sucias o con objetos como toallas o pañuelos compartidos.

Revisar los ojos

Por último, es conveniente revisar los ojos de los niños periódicamente y estar atentos a cualquier signo o síntoma que pueda indicar un problema ocular, como enrojecimiento, hinchazón, secreción, dolor, sensibilidad a la luz o dificultad para ver. Ante cualquier duda o anomalía, se debe acudir al oftalmólogo lo antes posible para realizar un diagnóstico y un tratamiento adecuados.

Siguiendo estos consejos, podremos cuidar la salud ocular de los niños en verano y evitar que sufran molestias o complicaciones que puedan afectar a su visión y a su calidad de vida.

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