Los autobuses de hidrógeno de la EMT de Palma del ex alcalde socialista Hila sólo circulan tres horas
La falta de presión de la improvisada gasinera municipal no permite llenar más que el 30% de sus depósitos
La EMT de Palma tiene averiados más de 50 autobuses y 20 chóferes a diario cobran sin trabajar
La EMT de Palma trae de la península el hidrógeno para sus buses al estar cerrada la planta de Lloseta
El desaguisado que ha dejado el ex alcalde socialista, José Hila en la Empresa Municipal de Transportes (EMT) sube enteros. No sólo es que haya en las cocheras de la compañía más de medio centenar de autobuses averiados a la espera de ser arreglados, y hasta 20 chóferes aguardando en su jornada laboral a que haya algún vehículo disponible, a ello hay que añadir que los autobuses de hidrógeno con los que tantos reportajes gráficos se hizo el ya ex primer edil, están todos parados, y cuando circulan, no pueden hacerlo más de tres horas.
La pequeña gasinera instalada en las cocheras de la compañía no carga como toca por falta de presión, y el nivel de autonomía de estos autobuses es tan pequeño que sólo se pueden utilizar como vehículos de refuerzo de líneas saturadas en momentos puntuales, pero no pueden estar todo el día circulando.
El panorama que se le presenta al nuevo gerente de la compañía que releve al más que cuestionado Mateo Marcús que suma siete años en el cargo es de órdago, en primer lugar para gestionar una flota donde hay autobuses de todo tipo y condición, desde los citados de hidrógeno, a otros de gas natural, eléctricos, diésel, pero con unos talleres municipales con una tecnología insuficiente para atender los vehículos de última generación.
Muchos de los autobuses que están averiados en el aparcamiento lo están porque el taller de la EMT no está adaptado, por ejemplo, para poder albergar un vehículo de gas, y de ahí que permanezcan en el patio hasta que el fabricante y concesionario pueda arreglarlo, aunque hayan pasado los dos años de garantía.
De hecho, en estos momentos los cinco autobuses de hidrógeno de 12 metros adquiridos por 4.832.135 euros fabricados por la compañía Solaris en la ciudad polaca de Poznan, están parados en un aparcamiento de la EMT atestado de vehículos inutilizados.
En el caso de los autobuses de hidrógeno, no circulan porque la improvisada gasinera de hidrógeno habilitada por el ex presidente de la compañía, el hoy concejal socialista en la oposición municipal, Francesc Dalmau, no tiene potencia suficiente y no alcanza a llenar ni el 30% de sus depósitos. Pero cuando la reserva de hidrógeno de los vehículos baja del 20%, se apaga el aire acondicionado, y el autobús quedado directamente inutilizado.
La preocupación es máxima entre trabajadores y sindicatos por las consecuencias que puede tener para este recién iniciado verano la disparatada gestión realizada por el tándem Dalmau-Marcús a lo largo de estos años. Un gerente que aún se mantiene en el cargo, y que tendrá que ser cesado por el gobierno en minoría del PP en el Ayuntamiento de Palma.
El nuevo presidente de la EMT, el concejal de Movilidad y Polígonos Industriales, Antoni Deudero, tiene por tanto mucho trabajo por delante para revertir esta situación. Entre otras cuestiones, porque estos autobuses de hidrógeno que están fuera de uso, fueron adquiridos gracias a financiación europea a través de la Conselleria de Transición Energética y Sectores Productivos, y se corre el riesgo de que haya que devolver un importe millonario.