Aragón
ARAGÓN

Una funcionaria de la cárcel de Zuera denuncia machismo: «Los presos musulmanes no respetan a las mujeres»

Esta semana, ha sido asesinada por un preso una mujer trabajadora de una cárcel en Cataluña

El asesino era rumano, quien había entrado a la cárcel por degollar a su mujer

Este semana, la cárcel de Mas d’Enric, en Tarragona ha sido testigo del más cruel machismo. Un crimen que ha sido sucumbido por el silencio feminista. Un hombre ha matado a una mujer, funcionaria de prisiones sin que las alarmas de «ni una más» hayan saltado.

El hombre ha matado a la mujer en su puesto de trabajo. Un hombre además condenado precisamente por haber asesinado a su pareja sentimental, una prostituta a la que le cortó el cuello, por no abandonar su profesión.

La funcionaria de prisiones que trabajaba como cocinera se llamaba Nuria. Tenía 48 años, y había advertido de la conducta peligrosa de este reo. Para Nuria no existió más que indiferencia por parte de una administración que había recibido un informe negativo realizado por esta trabajadora social en la que advertía que no veía conveniente que Iulian utilizara de nuevo cuchillos, como una persona rehabilitada, en un trabajo en las cocinas de la prisión.

De varias puñaladas, Iulian mató a Nuria. Y después él se suicidó. Los medios informativos apenas han reparado en que el patrón en esta cárcel encaja con el machismo que ellos mismos describen. Ni tampoco la izquierda política que, hace justo una semana, intentó teñir de morado las calles, han hecho un mero amago de solidaridad por esta mujer.

Para Nuria no ha habido un minuto de silencio en los ayuntamientos de Aragón, ni de casi ninguno. Han sido sus compañeros, hombres y mujeres que sufren la violencia diaria, reiterada y creciente, los que le han sacado la cara, los que han incendiado las calles de Cataluña, los que han mostrado su cariño a sus familiares en todas las partes de España. Sus familiares también son víctimas, sufren la pérdida y los que temen que se produzca una víctima más por negligencia política.

Y nos preguntamos por qué. Por qué el caso de Nuria no se trata como el resto. Por qué en el minuto de silencio en la explanada soleada y triste de Zuera no había más cámaras recogiendo la pena. Y es entonces cuando se deja ver el trasluz de lo que hay. Nuria es una grieta en un sistema constreñido a las infraestructuras de una maquinaria de control social de la industria feminista, en la que no caben Nurias.

Minuto de silencio por el crimen de machismo en la cárcel

¿Hay un problema de violencia impune en las cárceles de nuestro país? ¿Por qué los funcionarios de prisiones no son considerados agentes de la autoridad? ¿Por qué no considerados profesiones de riesgo ni ellos ni los policías ni los guardias civiles y sí lo son los conductores de autobús o los artistas?

El caso de Nuria evidencia que el crimen, el machismo y la inmigración son ingredientes de una realidad que llena a medias verdades los titulares y quien se atreve a denunciarlo, si es un ciudadano se confina a la fachoesfera y si es político se pide su cese. Iulian era de nacionalidad rumana.