Andalucía

Vecinos de Málaga culpan a extranjeros de los disturbios: «Los traen de fuera, no hablaban español»

Los disturbios de Málaga de este fin de semana se han saldado con tres detenidos. Dos de ellos, este domingo, por prender fuego a dos contenedores en la Plaza de la Marina. Ambos eran supuestos miembros de grupos de extrema izquierda. Además, los vecinos de Málaga aseguran que los incidentes los provocaron extranjeros. «Los traen de fuera, no hablaban español».

El Partido Comunista de Málaga emitía este lunes un comunicado desentendiéndose de los altercados, es más, señalando a la derecha como impulsores de los mismos: «Vienen dirigidos por el mensaje de odio que se está lanzando desde la extrema derecha. Ahí nunca van a encontrar al PCE, cuando organizamos cosas lo hacemos bastante mejor que esa manifestación de los fascistas en Huelin», argumentaba su secretario político local, José Antonio Carmona.

Pero las actuaciones de la Policía le quitan la razón. Según adelantó El Mundo y ha podido confirmar OKDIARIO por fuentes policiales, los dos detenidos del domingo portaban simbología comunista y vestían con estética radical: se les intervino una bandera de la Unión Soviética y un pasamontañas, y en las botas tenían serigrafías de tipo anarquista. Al respecto, Carmona señala: «Nos pone en un brete, nosotros ya denunciamos los hechos». Pero parece ser que no sólo grupos de extrema izquierda estaban presentes. Los vecinos de Málaga apuntan a que los disturbios fueron producidos por inmigrantes.

«No eran de aquí, no hablaban español»

«Se le echa la culpa a la extrema derecha, pero es mentira. Llevaban capuchas, al estilo etarra, y son gente que está metida en la ultra izquierda. Había gente que no era de aquí, se les oyó hablar en un idioma que no era el español precisamente», explica un hombre a OKDIARIO.  «No están sólo en Málaga, están por toda España», prosigue. «Canarias está infectada, ya hay más de 10.000 allí. Los buscan a 400 kilómetros de la costa, van expresamente a por ellos, a por las pateras. No tienen documentación y tampoco se la piden, lo tienen prohibido», relata este malagueño de mediana edad.

Preguntado por la intención oculta de esta estrategia que fomenta y alienta la llegada de inmigrantes ilegales, el hombre lo tiene claro: «A largo plazo buscan pasarlos a la Península. Aquí se les da la nacionalidad española y después pasan a ser presuntos votantes de la izquierda».

«Las protestas no tienen ningún sentido ni ninguna relación con el Covid ni con el toque de queda. Es gente que no tiene relación con la pandemia, grupos anarquistas que no llevan a cabo manifestaciones, sino desórdenes públicos», lamenta un vecino de Málaga.

Otro joven, en una de las calles céntricas de la ciudad, muestra su repulsa al fondo y forma de las protestas: «Salen a la calle a quejarse por gilipolleces en vez de salir a la calle a protestar por otras cosas que llevamos mucho tiempo aguantando. Pero ahora, por un toque de queda, se revolucionan».

«La Policía debería detener a toda esta gente y mandarlos al Carlos Haya -Hospital Regional Universitario de Málaga- a curar enfermos de coronavirus, así verían la realidad que tenemos hoy en día. Esto no es política, es salud. Se están equivocando», defiende un taxista de la capital de la Costa del Sol.

Fin de semana de disturbios

La noche del sábado comenzó con dos concentraciones, una prevista frente al Ayuntamiento y otra en el barrio de Huelin, de las que la Policía tuvo constancia por las redes sociales. Unas convocatorias inicialmente pacíficas convocadas en torno a las 21:30 horas para protestar contra el toque de queda y las restricciones impuestas por el Gobierno de Sánchez.

En el Ayuntamiento apenas se reunieron tres personas, pero la movilización de Huelin, más multitudinaria, sí cobró entidad. En el bulevar de Tomás Echevarría se escucharon gritos contra Sánchez mientras se instaba a los viandantes a unirse a la protesta, aunque sin ningún incidente reseñable más allá del lanzamiento de petardos. Los comercios y locales de la zona optaron por adelantar su cierre a las 22:00 horas para prevenir que las sillas o mesas de las terrazas fueran empleadas para lanzarse contra los agentes.

A partir de las 22:30 horas, unas 80 personas se fueron desplazando a calles aledañas como Ayala, Goya o Héroe de Sostoa, y los disturbios comenzaron a sucederse: bengalas, barricadas para cortar la circulación y un contenedor de vidrio volcado cuyas botellas fueron empleadas como armas arrojadizas contra los agentes y los furgones de Policía Nacional.

La concentración se saldó con daños materiales en el mobiliario urbano, un agente del Cuerpo Nacional de Policía herido leve y la detención de un hombre de 36 años por atentado contra un agente de la autoridad, que ha quedado en libertad con cargos.

La noche del domingo fue más tranquila. Tan sólo en la Plaza de la Marina se registró algún incidente, con los contenedores quedamos mencionados anteriormente. Además de los dos detenidos, se busca a un tercero por romper a pedradas uno de los cristales de un vehículo policial. Otro pequeño grupo de manifestantes se congregó frente al Ayuntamiento, aunque no hubo que lamentar ningún altercado.