Andalucía
Ley de Memoria Democrática

Así ha quedado la Macarena tras la exhumación de Queipo de Llano

La basílica de la Macarena de Sevilla ha amanecido este jueves con una alfombra sobre las tumbas donde hasta esta madrugada estaban enterrados los restos mortales del general Gonzalo Queipo de Llano y Sierra y de su mujer, Genoveva Martí, así como del auditor de guerra Francisco Bohórquez, también hermano de la Macarena.

Todavía luce, eso sí, la placa que honra a Queipo a la entrada del tempo, y que reza así: «La Hermandad de la Macarena. A la memoria de su hermano mayor honorario Excmo. Sr. teniente general don Gonzalo Queipo de Llano y Sierra en el primer centenario de su nacimiento. Sevilla, 5 febrero 1975».

Pasadas las 2:20 horas de la madrugada de este jueves finalizaba en la Macarena la exhumación de los restos mortales de Queipo y Bohórquez después del requerimiento formulado por el Gobierno central a la Hermandad a cuenta de la reciente reforma de la Ley de Memoria Democrática, que prohíbe la presencia de restos de dirigentes del golpe de Estado de 1936 en lugares preeminentes de acceso público.

Durante esta pasada madrugada, los familiares de los citados militares han accedido al interior del templo para comprobar in situ los trabajos de exhumación mientras en el exterior de la basílica, rodeada de periodistas, vecinos curiosos y hermanos de la Macarena a título individual, se escuchaba el repiqueteo de los taladros.

Pasadas las 23:30 horas salía de la iglesia un primer coche fúnebre, una berlina de color oscuro. Ya a las 1:22 horas accedía al interior del templo una furgoneta blanca de una empresa de servicios funerarios y se reanudaban los trabajos. Sobre las 2:04 horas comenzaban a abandonar el templo a pie los familiares de los militares, mientras los responsables de la Hermandad lo hacían a bordo de un vehículo de alta gama. Entre ellos figuraba el hermano mayor, José Antonio Fernández Cabrero.

Finalmente, a las 2:20 horas salía del interior del templo la mencionada furgoneta de servicios funerarios, aplaudida por familiares que seguían esperando a las puertas del templo.