GESTIÓN DE PATRIMONIOS

¿Invertir en empresas petroleras?

Petróleo
Plataforma de petróleo en el Mar del Norte.

Como es evidente, el descenso constante durante los últimos meses del precio del petróleo ha afectado de forma muy importante a las empresas que dedican una mayor parte de su actividad a su extracción y/o comercialización. Por ejemplo, la británica BP ha presentado sus peores resultados de los últimos 20 años: unas pérdidas de 6.482 millones de dólares. Como consecuencia, han anunciado que deberán realizar un importante recorte en su plantilla, de 3.000 personas en el negocio del refino y de 4.000 en el de explotación. Pero no es la única petrolera con resultados negativos.

Las otras empresas del sector han mantenido el mismo comportamiento: la noruega Statoil perdió unos 3.916 millones de euros. En este caso, aunque han hecho un importante esfuerzo en eficiencia operativa y recorte de costes, la caída del precio de las materias primas los ha lastrado de forma exagerada. La americana ConocoPhillips perdió 4.428 millones de dólares, con una caída del 45,2% de su facturación. Repsol tampoco ha podido evitar unos resultados negativos, aunque no llegan a las cifras de las anteriores. Aunque no presentarán resultados hasta el próximo 25 de febrero, han anunciado que cerraron el 2015 con unas pérdidas de 1.200 millones. Aunque el resultado neto presentaba un positivo de 1.850 millones de euros, la necesidad de provisionar 2.900 millones para saneamiento los ha llevado a soportar esta cifra tan negativa.

La compañía había diseñado todo un plan de reducción de gastos e inversiones estimando un precio del barril alrededor de unos 50 dólares. Ahora bien, en ningún momento habrían previsto que se llegarían a valores por debajo de hasta los 30. Para ello, ya han anunciado una reducción del 20% en las inversiones respecto las que tenían previstas y una serie de desinversiones.

¿Cuáles son las perspectivas de futuro?

A corto plazo no parece que el precio de barril suba hasta niveles que permita a las petroleras gozar de los beneficios de épocas anteriores. La desaceleración económica provocará una menor demanda (especialmente en el caso de la China) y la entrada de nuevos actores (principalmente Irán) aventuran un aumento de la oferta. En contextos de exceso de oferta los precios bajan, justo como ha pasado últimamente.

Aunque las principales compañías han anunciado importantes esfuerzos para ganar competitividad y centrar la inversión en aquello más primordial, será complicado que generen grandes beneficios en un corto plazo. Aún así, algunas de ellas, como Repsol, han anunciado que intentarán disponer de fondos para poder pagar dividendos y así poder rentar de alguna forma a los accionistas.

Igualmente, hay que tener en cuenta que el precio de una materia como el petróleo puede sufrir importantes oscilaciones como consecuencia de determinados equilibrios geopolíticos. Por lo tanto, al ser casi imposible de aventurar cómo se desarrollarán estas relaciones, tampoco puede determinarse con ciencia cierta ni total rotundidad la conveniencia o no de esta inversión.

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