El fiscal destaca que Javier Ayuso marcaba a Villarejo los «pormenores de las necesidades» del espionaje del BBVA
La Fiscalía Anticorrupción en un escrito presentado al Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional mantiene que Julio Corrochano, el jefe de Seguridad del BBVA, sólo estaba autorizado para tratar los asuntos de Villarejo con Javier Ayuso y con el jefe del Personal del banco.
Corrochano, a quien en los documentos internos lo identifican con la clave KOL, recibió instrucciones directas del presidente de la entidad Francisco González (FG) para que los contratos de espionaje suscritos con la sociedad Cenyt de José Villarejo sólo fueran comentados con Javier Ayuso, entonces director de Comunicación de la entidad bancaria, y otro directivo del banco.
Según los fiscales de la causa Tándem, era Ayuso quien explicaba «los pormenores de las necesidades del banco a José Villarejo y a Rafael Redondo». El abogado Redondo era socio y hombre de confianza del ex comisario en el grupo Cenyt. La marca societaria que utilizaron para facturar al BBVA los más de diez millones de euros que el ex comisario percibió por sus labores de espionaje, entre ellas contra el director de OKDIARIO, Eduardo Inda.
La Fiscalía reconoce en su escrito que la información que obra en su poder forma parte del análisis de las manifestaciones de Antonio Béjar y de las repuestas de Julio Corrochano al cuestionario que el BBVA le remitió en una investigación interna emprendida por el banco.
Cuando el lobo cuida las ovejas
El periodista Ayuso que, tras abandonar el BBVA, fue nombrado director de Comunicación de la Casa del Rey y, más tarde, adjunto al director del diario El País –hasta que la nueva directora Soledad Gallego-Díaz lo despidió– publicó en marzo de 2015 en el diario de Prisa un artículo en el que desvelaba la red de sociedades de Villarejo, entre las que sobresalía Cenyt.
Ayuso, que durante su trayectoria profesional jamás se había dedicado al periodismo de investigación, según fuentes del CNI, se limitó a reproducir un amplio dossier que los servicios secretos habían elaborado sobre Villarejo. En aquellos momentos el director del CNI Félix Sanz Roldán y Villarejo sostenían un duro enfrentamiento que trascendió a los medios de comunicación.
OKDIARIO desveló anteayer que uno de los fiscales de la causa Tándem impidió a Villarejo referirse en su declaración a Javier Ayuso porque, según el representante del Ministerio Público, el periodista era colaborador del CNI y su identidad estaba protegida por la Ley de Secretos Oficiales.
Llamaba la atención que el periodista que había formado parte de la trama mafiosa de Francisco González, que se dedicaba a espiar a sus contrincantes a través de la firma de Villarejo, denunciara al ex comisario que se había embolsado del banco más de diez millones de euros.
Ayuso, años después, cuando Villarejo fue encarcelado en noviembre de 2017, se presentaba en los programas de televisión como el gran experto de las cloacas del Estado, en las que involucraba a un buen número de profesionales de la información. Ayuso hacía de correa de transmisión de la gran campaña que emprendió el director del CNI contra un grupo de periodistas. El ex mediador de Villarejo y el BBVA no se cansó de propagar de manera saducea el mantra de que Villarejo y los periodistas formaban una red mafiosa.
Ayuso pretende echar balones fuera
En cambio, los documentos del sumario del caso Villarejo lo único que demuestran es que quien montó una trama criminal para espiar a empresarios, periodistas –Eduardo Inda– y altas personalidades fue el BBVA y que el propio Ayuso colaboró en sus planes.
Sin embargo, el periodista y colaborador del CNI, como descubre la Fiscalía Anticorrupción, durante las investigaciones judiciales ha pretendido mantenerse al margen del espionaje.
Ayuso estuvo ligado al grupo desde 1999 en el que comenzó como responsable de Prensa en Argentaria y, tras la fusión, en el BBVA. En 2005 ascendió a director general de Comunicación, cargo que según reconoce el propio periodista le permitía «despachar directamente» con FG, ya que su departamento dependía de la Presidencia de la entidad bancaria. Su puesto en el banco era de «primer nivel», según sus propias palabras, sobre todo desde que en 2006 pasó a ocupar un sillón del Comité General.
Aun así, en su declaración ante los fiscales el 8 de noviembre de 2019 en la pieza número 9 del sumario Tándem, Ayuso negó cualquier relación con los contratos del BBVA y Villarejo.
Aseguró que FG nunca le informó que había contratado a Cenyt: «Nunca. Y de hecho en los comités de crisis que teníamos nunca se habló de eso y nunca nadie llevó ninguna información de los supuestos informes de Cenyt de los que se habla».
Ayuso llega aún más lejos al negar que se lo hubiera comunicado Corrochano e, incluso, que conociera personalmente en aquellos años a Villarejo: «Eso es absolutamente falso. Al comisario Villarejo le conocí en el año 2015 cuando estaba haciendo una investigación en el diario El País sobre su trama de empresa y le fui a ver para contrastar la información. Pero, nunca antes ni le había visto ni había oído hablar de él hasta que en el año 2014 empecé la investigación».
El fiscal le pregunta si hubo una estrategia de comunicación con la intención de obtención de información de Villarejo y Ayuso una vez más niega la mayor: «No. Nunca tuve información de que se hubiese contratado a ninguna empresa con lo cual, ni yo ni en el comité de crisis se recibió información de ese tipo».
Tras la respuesta evasiva, el fiscal le recuerda a Ayuso unas manifestaciones televisivas que eran contradictoria: «Usted en un programa de televisión manifestó que, a su parecer el presidente conocía perfectamente la contratación de Cenyt. ¿Por qué dijo eso? ¿Qué datos tenía usted para manifestarlo?».
Y Ayuso, una vez más, echa balones fuera: «Lo que quise decir es que, probablemente, el presidente tuviese conocimiento de la contratación de la empresa de detectives, pero luego añadí que en esa época nadie sabía quién era el comisario Villarejo».
Sorprendente, porque el primer contrato que Villarejo suscribió con el BBVA tiene fecha de 2004, y se desarrolló durante el 2005 bajo la clave Proyecto Trampa/Trapa. Cenyt en aquellas fechas tenía un contrato por el que cobraba mensualmente 30.000 euros.
La relación contractual se mantuvo durante 13 años, hasta 2017. En todo ese tiempo, las sociedades de Villarejo llegaron a facturar al BBVA 10,2 millones de euros.
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