El pueblo de las 1000 caras en Castilla y León: imposible pasear por sus calles y no mirar hacia arriba
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Castilla y León, una región rica en historia y paisajes, alberga pueblos que parecen detenidos en el tiempo. Sus calles empedradas, su arquitectura tradicional y la calidez de su gente atraen a viajeros en busca de autenticidad.
Pero entre todos estos municipios con encanto, hay uno que sobresale por una característica muy particular, una localidad donde las miradas del pasado acompañan a los visitantes a cada paso, un lugar donde la historia se vive en las fachadas y donde cada rostro cuenta una historia.
El pueblo de las 1000 caras de Castilla y León: éste es el motivo de esta denominación
Este enigmático pueblo, conocido como el de las 1000 caras, es Mogarraz. Se trata de una villa medieval ubicada en el corazón de la Sierra de Francia, en la provincia de Salamanca. Su aislamiento geográfico ha permitido que su arquitectura civil y militar se conserve en un estado excepcional.
Fue construido y repoblado en el siglo XI por franceses, gascones y roselloneses, lo que se refleja en los apellidos de sus habitantes. Declarado Conjunto Histórico Artístico en 1998, Mogarraz ofrece al visitante un laberinto de calles estrechas y pasadizos, adornados con escudos de antiguas familias, dinteles con grabados religiosos y fuentes.
El motivo por el que se le conoce como el pueblo de las 1000 caras se encuentra en sus fachadas, donde se exhiben más de 800 retratos de sus habitantes, recreados a partir de fotografías tomadas en 1967. En ese año, el fotógrafo local Alejandro Martín Criado retrató a todos los vecinos para un censo agrícola obligatorio.
Estas imágenes, olvidadas durante años, fueron redescubiertas en 2012 por el pintor y profesor Florencio Maíllo, quien decidió devolverles la vida a través de un proyecto artístico único. Maíllo pintó al óleo los retratos y los colocó en las fachadas de las casas donde vivieron esas personas.
Este proyecto, concebido inicialmente como una exposición temporal, tuvo tal éxito que se convirtió en la seña de identidad del pueblo. Así, Mogarraz se transformó en un museo al aire libre, donde el pasado y el presente conviven en cada rincón.
¿Qué ver en Mogarraz, un curioso municipio de la provincia de Salamanca?
Sin duda, el mayor atractivo de Mogarraz es su colección de más de 800 retratos que adornan las fachadas de las casas. Estas pinturas al óleo, basadas en fotografías de los habitantes del pueblo, crean un ambiente único y emotivo.
Al caminar por sus calles, se puede sentir la presencia de quienes vivieron allí, una experiencia que conmueve tanto a los residentes como a los turistas.
Las casas serranas de Mogarraz, con sus entramados de madera, piedra y adobe, son otro de los elementos distintivos del pueblo. Estas construcciones, algunas de hasta cuatro pisos de altura, se ordenan a partir de la calle principal, creando un entramado urbano de gran belleza.
Por otra parte, puedes ver la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, del siglo XVI, destaca por su estilo plateresco y su bóveda barroca. La torre del campanario, construida en el siglo XVII, se levanta separada de la iglesia, sugiriendo una función defensiva. La Ermita del Humilladero, del siglo XIII, y la Cruz de los Judíos, del siglo XVII, son otros de los lugares de interés religioso de Mogarraz.
Mogarraz es conocida por su actividad artesanal, especialmente por sus bordados, cueros y filigranas en oro y plata. El Museo Etnográfico o Casa de las artesanías exhibe estas creaciones, fruto del trabajo de los maestros artesanos del pueblo.
Por último, esta localidad se encuentra en el Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia, lo que permite disfrutar de hermosos paisajes y realizar actividades como el senderismo. El Camino del Agua, un sendero circular que une Mogarraz con Monforte de la Sierra, es una excelente opción para los amantes de la naturaleza.