Viajes

El Nido del Tigre que protegió al Gurú

Hay lugares en el mundo que tienen una fuerza especial. Parecen esculpidos por la propia historia y las leyendas que atesoran han inspirado a generaciones posteriores. El Nido del Tigre es uno de esos sitios. ¿Que qué es? Pues el Monasterio Taktsang Palphug, que fue construido en 1692 en un acantilado del valle de Paro, en Bután (Asia).

El Nido del Tigre, lugar de meditación

A 1.000 metros de altura sobre el valle, el Nido del Tigre parece colgado de la cornisa de la montaña. La leyenda dice que el Gurú Pasmasmbhava llegó a esta montaña para meditar. Procedía de Khenpajong y llegó a lomos de un tigre (de ahí su nombre). Quedó tan impresionado del lugar que se quedó tres años, tres meses, tres semanas, tres días y tres horas meditando.

Llegar al Nido del Tigre no es fácil. Solo se puede subir a pie o en mula. Eso sí, el sendero que lleva al Monasterio, aunque empinado, se encuentra en buenas condiciones. En el inicio del camino no hay mucha sombra, por lo que el viajero debería llevar gorro. A partir de ese momento y según las fuerzas de cada uno, llevará unas tres horas aproximadamente llegar uno de los edificios más venerados de este país asiático.

A lo largo del sendero, se cruzan bosques de pinos con las banderas de oración, así como cercanas cascadas cuyo sonido relajará en la ascensión. Y para no llevar a cabo el recorrido de una tirada, el viajero puede hacer una parada en una pequeña cafetería. Allí podrá descansar, tomar un refresco y reponer fuerzas. Claro que si se optó por subir en mula, lo duro llega en una segunda etapa, en la que se deberá continuar a pie.

Conjunto de templos

Concretamente, Taktsang Palphug es un conjunto de cuatro templos principales que se conectan por escaleras de piedras esculpidas en la roca. Cada uno de ellos ofrece una perspectiva distinta del valle. También merecen ser visitadas las cuatro cuevas. En este sentido, la gruta Tholu Phuk es donde dicen que Pasmasmbhava entró montado en el tigre y donde decidió quedarse a vivir.

Siguiendo un angosto camino hacia la cima, hallamos el Machig-Phu Lhakhang. Allí es donde van a pedir por sus hijos los habitantes de Bután.