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En los siglos de dominio romano, la Península Ibérica se transformó en una región clave. El territorio albergaba importantes centros urbanos que conectaban las rutas del Mediterráneo con el interior. Situados en este marco, analizar las ciudades más grandes de España en la época del Imperio Romano abre una ventana para entender la magnitud de esa herencia.
Y es que estas ciudades se convirtieron en escenarios de expansión política, innovación arquitectónica y desarrollo comercial. La distribución de la población reflejaba el peso económico de cada zona y revelaba cuáles eran los núcleos más influyentes de Hispania.
¿Cuáles eran las ciudades más grandes de España en la época del Imperio Romano?
Si uno se detiene en algunas cifras estimadas de la historia, notará que las ciudades más grandes de España en la época del Imperio Romano no coincidían con los actuales centros de mayor población.
Y es que, mientras Madrid o Toledo no existían aún como núcleos relevantes, fueron Córdoba, Cádiz, Mérida o Tarragona las que marcaron el desarrollo urbano de Hispania. A continuación, se desglosan una por una las ciudades más importantes de la época:
1. Augusta Emerita (Mérida, Extremadura)
Fundada en el año 25 a.C. por Augusto, Augusta Emerita se convirtió en la capital de la provincia de Lusitania. Con un urbanismo ortogonal y edificios monumentales, llegó a albergar hasta 30.000 habitantes.
Contaba con un anfiteatro, un circo, teatros y acueductos como el de Los Milagros y San Lázaro, que abastecían la ciudad de agua. Hoy, Mérida conserva el Teatro Romano, el Arco de Trajano y el Templo de Diana, todos declarados Patrimonio de la Humanidad.
2. Caesaraugusta (Zaragoza, Aragón)
Fundada hacia el año 14 a.C., Caesaraugusta se situaba a orillas del Ebro y funcionaba como base militar y administrativa. Su teatro y foro eran el núcleo de la ciudad, donde se desarrollaba la vida pública y cultural.
Las excavaciones actuales permiten observar restos del sistema de calzadas, murallas y estructuras públicas, que reflejan la planificación urbana romana.
3. Tarraco (Tarragona, Cataluña)
Tarraco, fundada en 218 a.C., fue la capital de la provincia Tarraconense y un importante puerto mediterráneo. Destacaba por el anfiteatro, el circo y el acueducto de Les Ferreres (Pont del Diable).
Su posición estratégica facilitaba el comercio marítimo y la defensa de la costa, consolidándose como una de las urbes más grandes de Hispania con varios miles de habitantes.
4. Corduba (Córdoba, Andalucía)
Corduba fue la capital de la Bética y un centro de actividad económica y cultural. Con más de 250.000 habitantes en su punto álgido, destacó por edificios lúdicos y religiosos, como el Puente Romano y el Templo Romano.
Aquí nacieron filósofos como Séneca y Lucano, y la ciudad funcionaba como un nodo de comunicaciones y comercio en la región sur de Hispania.
5. Itálica y Hispalis (Santiponce y Sevilla, Andalucía)
Itálica, cuna de los emperadores Trajano y Adriano, contaba con un anfiteatro con capacidad para 25.000 espectadores y viviendas con mosaicos como la Casa de Neptuno.
Hispalis, actual Sevilla, era un centro comercial y administrativo de la Bética, destacando sus acueductos y templos. Ambas ciudades se integraron plenamente en la organización imperial.
6. Cartago Nova (Cartagena, Murcia)
Cartago Nova fue un puerto estratégico y centro minero, especialmente de plata. Con un teatro romano y villas como la Casa de la Fortuna, albergaba una población significativa y contribuía al comercio marítimo del imperio.
Su ubicación facilitaba la conexión con otras colonias mediterráneas, consolidando su importancia económica.
7. Gades (Cádiz, Andalucía)
Aunque fundada por los fenicios, Gades fue integrada en Hispania romana como un puerto comercial vital. Llegó a ser la quinta ciudad más poblada del imperio, con un teatro romano y el Templo de Hércules, evidencias de su relevancia durante siglos.
Su actividad portuaria conectaba la península con el norte de África y otras regiones mediterráneas.
8. Complutum (Alcalá de Henares, Madrid)
Complutum era un centro de comunicación dentro de Hispania Tarraconensis. Contaba con un teatro, termas y viviendas señoriales, destacando la Casa de Hipólito.
Su ubicación en la red de carreteras facilitaba la circulación de personas y mercancías, consolidando su papel administrativo y comercial en la región central de la península.
9. Segovia (Castilla y León)
Secovia pertenecía a la provincia de Hispania Citerior y Tarraconensis. Su acueducto romano sigue siendo uno de los mejor conservados de España.
La ciudad tenía importancia estratégica en rutas comerciales y defensa regional, mostrando la influencia del urbanismo romano incluso en localidades menores comparadas con Mérida o Tarraco.
10. Saguntum (Sagunto, Comunidad Valenciana)
Último en la lista, Saguntum destacaba por su posición costera, ideal para el comercio mediterráneo. Contaba con un teatro, foro y circo romano.
Fue municipalizada como municipium en 214 a.C., y su infraestructura permitía albergar a varios miles de habitantes, siendo un punto clave en la región Cartaginense antes y durante el dominio romano.
La fundación y consolidación de las ciudades romanas en Hispania
Antes de la llegada de Roma, la península estaba habitada por iberos, celtas, fenicios y griegos, quienes establecieron colonias y comerciaban entre sí.
La Segunda Guerra Púnica enfrentó a Roma y Cartago, y tras la victoria romana en 201 a.C., se inició un proceso de conquista y romanización que duró casi dos siglos, hasta la consolidación bajo el emperador Augusto.
Posteriormente, las provincias de Hispania Bética, Lusitania y Tarraconensis se organizaron como centros de administración y explotación de recursos.
Así, las ciudades romanas en Hispania dejaron un legado duradero en la arquitectura, el urbanismo y la cultura. Acueductos, murallas, teatros y foros se conservan en muchas de ellas, como en Mérida, Tarraco o Lugo.
El latín sentó las bases de las lenguas actuales, y las vías romanas estructuraron la comunicación y el comercio en toda la península. Aunque la Hispania romana desapareció con la caída del Imperio en 476 d.C., las ciudades más grandes de España en la época del Imperio Romano siguen siendo testimonios de su historia y planificación urbana.