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Estreno en Netflix

‘Pared con pared’: un regalo envenenado para Aitana Ocaña

Remake de una película francesa del 2015

Ya se ha estrenado en Netflix Pared con pared, película creada a mayor gloria de Aitana Ocaña, una de nuestras grandes estrellas musicales. La extriunfita (que no es la primera vez que protagoniza una ficción) canta como los ángeles, pero lo de ser actriz no se le da también. Lo del intrusismo laboral es un ataque clasista y barato: uno puede ser actor, cantante, escritor y lo que quiera siempre que lo haga correctamente. No es el caso. Pared con pared es un cuento infantil, casto, sin gracia y carente de verosimilitud. Lo cursi, en sí mismo, no es malo, lo terrible es cuando resulta empalagoso y tonto. Un producto florero que pretende ser bonito pero termina siendo un escaparate hipster de un Madrid para pijos bohemios. Diálogos absurdos, situaciones surrealistas (para mal) y actuaciones (no solo la de la protagonista) para taparse los ojos y los oídos. Curiosidad: Aitana se ha enfadado tras el estreno. ¿Por qué? ¿Porque ha descubierto que lo suyo no es la interpretación? No, porque la película se grabó hace dos años y da una imagen (monjil) de ella que no se corresponde con la actual (quiere ser más sexy…). Querida Aitana, ser actriz supone ser otras personas, si sólo piensas en lo tuyo, mal vamos. Pero repetimos, como cantante es la mejor, eso no se discute. 

¿Intrusismo o negocio?

“Intrusismo laboral”, “Con tantos actores en paro y contratan a esta”… Las redes se inundan de comentarios así cada vez que una estrella ( ya sea influencer, cantante o modelo) prueba suerte en el mundo de la interpretación. Seamos francos: a nivel empresarial (el cine es una industria) es una decisión lógica. Sí, habrá actrices mejores que Aitana, por ejemplo, pero nadie te da una cobertura mediática y te asegura un público como ella. Otra cosa es lo que quieras hacer con tu producto y que te de igual el resultado final. Una comedia romántica con Aitana es lo que quieren ver sus fans (el resto, yo ya no sé). Y la muchacha tiene una voz estupenda para cantar, para hablar no tanto.

Aitana en ‘Pared con pared’.

Aitana ya no es la que era

La película se rodó en 2022, cuando la estrella de OT 2017 aún era esa niñita con cara de no haber roto un plato en su vida. Pero en la vida de una popstar, dos años son una eternidad, y ahora, esa Aitana, cual Miley Cirus, se ha vuelto malota (es decir, se ha hipersexualizado), y, según se informó en Socialité ( Telecinco), la posible novia de Sebastián Yatra (nunca sé si están juntos o no) está enfadada porque la imagen que da en Pared con pared es un paso atrás en su carrera. Aquí se demuestra que esta muchacha no es actriz ni quiere serlo. Y no pasa nada, ojo. Es sólo que, tal vez, una película así no era lo ideal para ella.

Aitana en ‘Pared con pared’.

Amor y pisos para ricos

Hablemos de la película. Es, en realidad, el remake de Tras la pared, filme francés de 2015. La historia es la siguiente: Valentina (Aitana) es una joven pianista que se prepara para una audición. David (Fernando Guallar), un inventor de juegos que solo puede concentrarse en silencio. Solo una delgada pared les separa… ¿lograrán aprender a convivir? Sí, de hecho se enamoran sin verse y ella descubre que lo que le apasiona es cantar… Lo siento por el spoiler pero es que la trama, sorprendente no es.

Todo en Pared con pared tiene un aire naïf, de cuento parisino, y funcionaría si estuviese bien dirigida y fotografiada. No es el caso. Además, peca de esa pornografía inmobiliaria que inunda nuestras ficciones: personajes que no tienen un duro pero que viven en apartamentos monísimos en el centro de Madrid. ¡Basta ya de mundos tan irreales!

Pared con pared está hecha para que un ídolo juvenil se luzca. A nadie le importa la película en sí (y menos a Netflix). Es más, nadie hablaría de esta producción si no fuera por su protagonista (de ahí que todas las críticas se centren en ella y no en el filme).