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Estreno en Netflix

‘Mano de hierro’: un gran villano para una serie que se queda a medias

Eduard Fernández consigue otra interpretación soberbia.

Ya se ha estrenado en Netflix Mano de Hierro, una serie que se queda a medias pero que nos presenta a uno de los mejores villanos de nuestra ficción reciente. Eduard Fernández se vuelve a coronar interpretando a un personaje que da mucho miedo y él solito demuestra el verdadero poder que tienen los actores para levantar un proyecto sólo con su trabajo. Un casting de campanillas aunque ya muy visto (vuelve a parecer que en España sólo trabajan los mismos) para una historia que si bien no es original, al menos entretiene. La trama se parece a otras miles: un mafioso compagina su ‘negocio’ con los líos familiares. Bien podría haberla protagonizado José Coronado para Telecinco.

Drogas en Barcelona

El puerto de Barcelona recibe anualmente 70 millones de toneladas de mercancías en contenedores procedentes de todo el mundo, de los cuáles no se revisa ni un 2% de los 6.000 que recibe diariamente. Así, en 2023 se confiscaron 10.000 kg de cocaína, que no representan ni un 10% de la droga que entra a través de este muelle, uno de los más importantes en Europa para el narcotráfico. Con estas cifras reales arranca Mano de Hierro. A partir de ahí se nos cuenta la historia de Joaquín Manchado, propietario de la principal terminal del puerto de Barcelona. Si alguien quiere usar el puerto para importar una carga ilegal debe contar con su colaboración y con el apoyo de toda la red criminal que se ha conformado a su alrededor. Sin embargo, un inesperado accidente y la desaparición de un importante cargamento de cocaína desencadenará una despiadada guerra plagada de asesinatos y venganzas. Pero, más allá de sus chanchullos, Joaquín es el patriarca de un clan con muchos complejos de edipo y varias adicciones. Al final, es la trama, mil veces vista, de ‘mafioso’ que machaca a sus hijos.

Fuegos artificiales y vacío narrativo

Mano de hierro es una serie creada por Lluís Quílez, director de Bajocero, película de éxito también en Netflix. Ambas producciones, de hecho, comparten virtudes y defectos. Las dos son visualmente llamativas, se centran en espacios muy concretos para explotarlos en todas sus formas pero pecan de un guión tramposo que se mueve entre tópicos y desviaciones  falsas que no llegan a ningún sitio. En el caso de la serie que nos ocupa, hay un montón de escenas de acción supuestamente lustrosas pero esencialmente gratuítas. Y también muy largas. En el primer episodio, por ejemplo, hay un asalto a un barco con su consecuente tiroteo que termina siendo tedioso y no muy bien rodado: no sabes de dónde salen los disparos, ni quien es quien.

También hay lugares comunes en el guion, personajes algo acartonados y dramas de sobra conocidos que resultan acumulativos ( ¿Por qué en la familia Machado hay tantos adictos?). Hay también demasiada coralidad y, por lo tanto, hay tramas que no interesan tanto como otras. Y aunque se hace un gran esfuerzo por conseguir naturalismo, ciertas líneas de diálogo te sacan por completo de la trama.

Chino Darín y Natalia de Molina en ‘Mano de hierro’ (Netflix).

Pero, como décimos, a nivel técnico, la serie aprueba, sobre todo por la aproximación que se hace a ese escenario tan potente que es el puerto de Barcelona. Hay una solvente labor de investigación sobre el ecosistema y el tipo de seres que lo habitan, aunque no deja se ser un poco más de lo mismo (¿de verdad que siempre hay que poner el decorado de un bar en el que confluyen las tramas? ¿Qué es esto, Amar es para siempre?). Mano de hierro (que aparte de ser un chascarrillo, aquí representa el garfio que usa el protagonista- guiño nada sutil, por cierto-), no es para paladares exquisitos. No es un producto sólido pero entretiene.

Un apunte más. Los primeros 15 minutos de la serie expulsan al espectador por algo que suele subestimarse en nuestro país: el sonido. Ese doblaje desfasado y ese ruido de fondo son para apagar la televisión y no encenderla en un mes. Menos más que se soluciona pronto.

Un casting brutal

Pero por encima de todo, lo que nos enseña esta serie es el poder que tiene un actor para levantar cualquier relato, por mediocre que éste sea. Lo que hace aquí Eduard Fernández con un personaje tan cliché es de una maestría descomunal. Su sola presencia ya da miedo y va más allá de la caricatura que podría haber compuesto cualquier otro artista. Joaquín Machado es, desde ya, uno de los grande villanos de nuestra ficción reciente ( con permiso de los 500 mafiosos y policías corruptos a los que ha dado vida José Coronado).

Los protagonistas de ‘Mano de hierro’ (Netflix).

El resto de casting también llama la atención por reunir a un gran número de nombres muy populares. Primero tenemos a Chino Darín, quizá el eslabón más débil de reparto (se nota que no está cómodo con el acento español. Destacan Enric Auquer , la siempre extraordinaria Natalia de Molina, un Jaime Lorente que sorprende con un registro distinto a lo que le solemos ver y Sergio López, todo un robaescenas gracias también a que su personaje es de lo mejor de la serie.