Por qué deberías dejar de cerrar las apps del móvil constantemente


Admito que es algo que me encuentro a menudo: amigos, familiares y conocidos que se pasan el día deslizando hacia arriba en el iPhone o el Android para cerrar las apps del móvil constantemente. Lo hacen casi por instinto, como si se tratara de una tarea de mantenimiento obligatoria, convencidos de que así el teléfono va a durar más, la batería se estirará milagrosamente o todo funcionará mejor. Y lo cierto es que, en la mayoría de los casos, es justo al revés.
Cerrar las apps del móvil no es lo que crees
La idea de cerrar las apps del móvil tiene su origen en una comparación con los ordenadores, “si cierro un programa, libero recursos”. Pero en los móviles, tanto en iOS como en Android, el sistema operativo ya se encarga de gestionar eso de forma automática. Las aplicaciones que dejas en segundo plano no están consumiendo batería ni ocupando memoria como mucha gente piensa. En realidad, se quedan “congeladas”, listas para reanudarse donde las dejaste.
Cuando las cierras y vuelves a abrirlas, el móvil tiene que cargarlas desde cero, lo que implica más trabajo para el procesador y, paradójicamente, un mayor gasto de energía. Además, hacerlo de forma continua puede ralentizar el rendimiento general, porque el sistema está rehaciendo lo que acabas de deshacer.
Cuándo sí conviene cerrar una app
Eso no significa que nunca debas cerrar una aplicación. Hay situaciones concretas en las que cerrar las apps del móvil es útil. Por ejemplo, cuando una app se bloquea, se queda colgada o no responde como debería. También si tienes una aplicación de geolocalización que no se detiene correctamente o un juego que claramente sigue usando recursos en segundo plano, aunque esto es poco habitual.
Otro caso es cuando estás intentando resolver un problema puntual de conexión y quieres reiniciar por completo el comportamiento de la app. Pero más allá de eso, ir cerrando una a una tras usarlas no solo es innecesario, sino contraproducente.
Lo que sí puedes hacer para optimizar tu móvil
Si lo que buscas es que tu teléfono dure más y funcione mejor, hay cosas mucho más efectivas que cerrar las apps del móvil cada dos por tres. Por ejemplo, desactiva las notificaciones de las apps que no uses realmente, revisa qué aplicaciones tienen permiso para funcionar en segundo plano, especialmente las de redes socialesm o baja el brillo de la pantalla. También puedes activar los modos de ahorro de batería que tanto iOS como Android incluyen y que sí marcan la diferencia.
Otra opción es reiniciar el dispositivo de vez en cuando. Esto sí ayuda a liberar procesos que se hayan quedado colgados y a refrescar el sistema sin tener que estar cerrando todo manualmente. O mejor aún, dejar de depender tanto de él y apagarlo por las noches.
Un gesto que no sirve y crea obsesión
Lo más curioso es que cerrar constantemente las aplicaciones genera casi un tic, un gesto que muchos hacen sin pensar y que realmente no aporta nada. Es mucho más sano confiar en que el sistema sabe lo que hace. Los móviles de hoy en día están diseñados precisamente para gestionar la memoria y el uso de recursos de forma eficiente. Lo que parece un hábito para “mantener limpio” el móvil, en realidad lo único que hace es darte más trabajo y consumir más energía.
Así que la próxima vez que veas esa fila de aplicaciones abiertas y sientas la tentación de eliminarlas una a una, recuerda, no es necesario. Deja que el sistema haga su trabajo y dedica ese tiempo a algo más productivo. Porque a veces, lo que parece ayudar, en realidad estorba.