Sucesos
EXTREMADURA

El robo del millón de euros en la Catedral de Plasencia: no había alarmas y las cámaras no funcionaban

Las cámaras de vigilancia no funcionaban desde hace años

Los ladrones se llevaron las coronas de la Vírgen y del Niño además de joyas

Los ladrones que desvalijaron el museo de la Catedral de Plasencia nunca lo tuvieron tan fácil para dar un golpe millonario. La catedral no tenía sistema de alarma antirrobo y las cámaras de videovigilancia no funcionaban desde hace años.

Los saqueadores del patrimonio histórico sólo tuvieron que salvar la muralla de la barbacana con una escalera a la altura de la Puerta de Trujillo y posteriormente forzar la reja que veta el acceso al Museo Catedralicio.

Una vez dentro, los ladrones destrozaron los cristales que protegían el tesoro más preciado de la Catedral de Plasencia: la corona original de varios kilos de oro puro de la Virgen del Puerto, la corona del Niño y varias cruces pectorales y anillos episcopales que forman parte de patrimonio histórico al tener más de cien años de antigüedad.

Un botín que supera el millón de euros y que los asaltantes pudieron sustraer sin que sonaran las alarmas antirrobo porque no existían. Los expertos en este tipo de robos de la Policía Nacional tampoco van a poder contar con imágenes de la cámaras de seguridad para atrapar a los ladrones y recuperar el tesoro. El sistema de cámaras de videovigilancia no funciona desde hace años.

Las piezas de más valor

Los ladrones ni se molestaron en llevarse más piezas valiosas de la catedral. Sólo cogieron las de mayor valor. De hecho, la corona de la Virgen de oro puro y platino con pedrería se guardaba en una caja fuerte de un banco hasta hace bien poco. Se marcharon en silencio y sabiendo que nada registraba sus movimientos.

Fueron los trabajadores encargados de los preparativos del Domingo de Ramos los que a primera hora de la mañana de ese día descubrieron el robo. La denuncia del Obispado ante la Policía Nacional no tardó en llegar.

Las primeras hipótesis apuntan q que el robo fue obra de una banda de profesionales que actuó por encargo. De hecho se llevaron las piezas concretas, dejando en la catedral el resto de objetos de valor como cruces, anillos o cálices. Decenas de ellos.

El principal temor de las autoridades eclesiásticas es que los ladrones fundan las piezas o las troceen para poder venderlas sin peligro. Si es así, jamás volverían a recuperarse.

Tras el robo, los lamentos

Mientras discurre la investigación llega el momento de los lamentos por la falta de diligencia en la protección del patrimonio de todos los placentinos. El Museo Catedralicio se inauguró hace nueve años y su puesta a punto y apertura de puertas incluía, por supuesto, todos los sistemas de seguridad pertinentes para custodiar las valiosas piezas que albergaba.

Sin embargo, desde la Iglesia admiten que no había sistema de alarma y las cámaras de videovigilancia no funcionan desde hace años porque la empresa que las instaló y debía proceder al mantenimiento desapareció con la crisis.

El golpe ha sido duro para el patrimonio español, pero especialmente para los placentinos por su valor emocional.

El alcalde de Plasencia, Fernando Pizarro, ya ha explicado que las joyas de la corona de la Virgen del Puerto se elaboraron «gracias a la generosa aportación de oro de las cadenas, medallas y anillos de muchos palentinos».

Hecho el trabajo por un prestigioso taller de Granada experto en este tipo de filigranas, la Virgen lució por última vez su corona el pasado mes de octubre por el 300 aniversario de la construcción de la ermita.  Quién sabe si esa fue la última vez que se pudo ver y apreciar el tesoro de la Catedral de Plasencia.

Carta del obispo

El obispo de Plasencia, Ernesto Brotóns se lamenta profundamente no sólo por el robo de las joyas, también porque «nos han robado un pedacito del corazón de los placentinos».

El dirigente eclesiástico se expresaba de ésta manera en una carta abierta enviada a los medios de comunicación tras conocerse el saqueo de la catedral.

«Aun siendo consciente de que suena ingenuo, y quizá lo sea, ruego a quien nos ha arrebatado este tesoro que recapacite y lo retorne. Me uno a la invitación del Cabildo a orar por la pronta recuperación de los bienes robados, también con una plena confianza en la acción policial. Estamos a plena disposición de la investigación en curso», puntualiza el obispo.