La viuda de Víctor Barrio desvela que el torero le pidió que no consintiera vejaciones

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Raquel Sanz en el funeral en Sepúlveda. (Foto: EFE)

Raquel Sanz, la viuda de Víctor Barrio, el diestro muerto en la arena de la plaza de Teruel, ha desvelado en una entrevista con EFE que el propio torero le pidió que si algún día sufría un percance y era objeto de insultos o vejaciones en las redes sociales defendiera su nombre ante la Justicia.

La viuda ha referido una conversación que mantuvo hace unos meses con su marido cuando se desataron en las redes sociales comentarios «vejatorios» e insultos contra los toreros que sufrían cornadas en los ruedos de los plazas.

Ante los comentarios suscitados entonces, el torero de Sepúlveda (Segovia) y su esposa decidieron que si llegaba la ocasión acudirían a los tribunales para defenderse de los insultos y las vejaciones.

«Yo le avisé: Víctor, a ti si algún día te pasa algo, cuando estés en el hospital yo iré al abogado para que vayan capturando ‘tuit a tuit’, comentario a comentario, injuria a injuria para que se les ponga en su sitio», ha rememorado la viuda.

«Y me dijo: claro, por supuesto; entonces es él, es su voz, quien me lo ha pedido», ha reconocido Raquel Sanz, quien ya ha puesto en manos de los abogados del despacho de Cremades y de la Fundación del Toro de Lidia algunos de los comentarios vejatorios contra el joven torero muerto.

Como el del maestro valenciano Vicente Belenguer, que difundió mensajes vejatorios contra Barrio y ha argumentado que le piratearon su Facebook para lanzarlos y al que, en tono irónico, la viuda le ha aconsejado que «tenga cuidado y cambie la cuenta más a menudo» porque también desde ella se lanzaron «unas palabras nada afortunadas contra Francisco Rivera».

A los autores de los comentarios vejatorios, la viuda les ha advertido: «No me hacen daño y si a ellos les hace felices tratar de hacer daño que sigan» pero «lo siento muchísimo: no cumplen su objetivo».

A los que han tratado de ofenderla les ha recomendado que «le den un beso a quien tengan al lado, un abrazo, que se rían, que disfruten con otras cosas que realmente les llenen y cumplan su objetivos, como leer un libro o darse un paseo.»

«La verdad es que son tan poquitos… mientras que los que nos dan ánimo y su cariño, y nos han mostrado sus condolencias se cuentan por miles», ha comparado.

A su juicio, existe «cierto vacío legal» en la regulación de las redes sociales pero «no puede permitirse todo sin pagar ningún precio», porque «ya hay unas sentencias en firme por delitos de este tipo, como enaltecimiento del terrorismo e incitación al odio».

«Quiero que se haga justicia pero tampoco me quita el sueño», ha matizado la viuda, quien ha dado más importancia a las muestras de apoyo en un movimiento que ha calificado como «abrumador e impresionante» y que hace que se sienta «más orgullosa» de su marido, «de lo que ha conseguido en la vida y de lo que él se ganó».

Después de recibir ánimos procedentes de todas las partes del mundo, Raquel Sanz ha comentado: «Es alucinante que esa paja (los que injurian en las redes sociales) se deje ver entre esa multitud (los que la apoyan y consuelan); me parece injusto que todos hablen de esos desalmados… y no se hable de esa gente que tanto me está ayudando».

Ha recibido, incluso, muestras de cariño de personas que «no irían a ver una corrida de toros» pero que «sienten dolor como cualquier otra persona de bien» que son respetuosas y que no admiten que alguien se pueda alegrar por la muerte de un semejante.

Aunque ha dicho que le duele tener que salir en defensa de la tauromaquia, algo que no le «corresponde», la viuda de Víctor Barrio ha criticado que «no se puede ser antitodo» y ha enfatizado: «El toreo es una forma de vivir hasta el punto de que mi marido ha dado la vida».

«Haz lo que te gusta y deja a los demás que disfruten mientras se respeta la dignidad y la vida de las personas; era la máxima de Víctor, y es lo que voy a defender siempre», se ha comprometido.

Del torero muerto en una tarde de sábado en Teruel, su viuda ha destacado su «calidad humana, humilde como él solo», además de «campechano con sus paisanos y muy cercano a los niños».

Para adiestrar a un grupo de niños de Sepúlveda en el toreo y para que se divirtieran como se divertían con un balón, según ha contado, Víctor Barrio llegó a recortar la moqueta de color rojo que se extendió en su boda para hacer muletas

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