Sociedad
Crisis del coronavirus

El negocio en auge de los cazaherencias: la parte más cruda tras el drama de las muertes por coronavirus

Los despachos de abogados dedicados al trámite de herencias ocultas se frotan las manos. El aumento estos días de fallecimientos por la pandemia del coronavirus está generando que algunos sectores tengan la previsión de tener más trabajo. Entre ellos, el de los cazaherencias, empresas que se dedican a buscar a herederos legítimos de personas que murieron acaudaladas y sin dejar testamento.

OKDIARIO se ha puesto en contacto con varios despachos especializados en herencias. Por ahora prefieren no hacer declaraciones, pero reconocen que «estadísticamente» estos días hay más fallecimientos y, por tanto, más herencias que tramitar. Un cazaherederos de grandes fortunas interrogado, no obstante, señala que él se centra en una parte muy pequeña de las herencias y que pasarán varios meses si llegan a notar un repunte de expedientes.

Por el contrario, un conocido grupo de abogados expertos en el ramo reconoce que en los últimos días han recibido más de una decena de avisos de familiares de muertos por coronavirus. Avanzan que preparan campañas para captar clientes por la cual adelantarán todos los gastos de trámites que supongan los papeleos previo a la liquidación de los bienes.

Estos movimientos de publicidad han generado un profundo malestar en el Colegio de Abogados de Madrid que ya ha requerido a esta firma a abandonar sus planes «repugnantes» que infringen el código deontológico de la profesión. Se prohibe «aquellas prácticas publicitarias que atenten contra la dignidad de la profesión, que inciten al pleito y que se dirijan, por sí o mediante terceros, a víctimas directas o indirectas de catástrofes, calamidades públicas u otros sucesos que hubieran producido un número elevado de personas afectadas y a sus herederos y causahabientes».

Cámaras para fallecidos por coronavirus en la Ciudad de la Justicia (Foto: Comunidad)

Los porteros como aliados

Pero hay otro tipo de herencias al margen de las ordinarias. Los cazaherencias están al acecho de estos trabajos. Para ello, tal como cuentan fuentes del sector, los porteros de bloques de pisos de distritos acaudalados como el de Salamanca en Madrid son sus grandes aliados. Muchas veces son estos conserjes quienes dan el chivatazo de que alguien del edificio ha fallecido. Algo de lo que han tenido conocimiento porque se ha dejado de pagar las cuotas de la comunidad de ese número.

Tras obtener la pista, los cazaherencias se lanzan a los registros para comprobar, primero, si el difunto ha dejado testamento y, si no es así, si es porque no tiene descendientes conocidos. Después de efectuar esos trámites, que suponen costes en tasas, el cazaherencias valora si le merece la pena o no continuar. Si la fortuna a repartir es cuantiosa el cazaherencias sigue trabajando. En otros casos, no salen las cuentas y el expediente se archiva.

Si sigue adelante, el abogado visita todo tipo de archivos, entre otros, el del Ayuntamiento de Madrid para tratar de dar con los ancestros. En una labor que realizan también los genealogistas se busca un primo lejano, una tía, una ex pareja o cualquier otro heredero legítimo pese a que haya perdido el contacto con el fallecido para darle la buena noticia: le ha caído de buenas a primeras un buen pico. Todo ello si previamente accede a ceder una comisión a estas empresas. Un trabajo perfectamente legal que puede ser muy lucrativo.

Entrada al Palacio de Hielo de Madrid, la pista de patinaje reconvertida en morgue por la crisis del coronavirus.

Algunas son multinacionales, que tienen presencia en varios países para facilitar la búsqueda de los herederos, y generan 100 millones de euros de facturación al año.

Según explican las fuentes consultadas, muchos casos son personas que se quedaron solas en España porque su familia se exilió a Francia durante la Guerra Civil o que, por ejemplo, durante la posguerra su parentela se trasladó a Cuba en busca de un futuro mejor. Algunos son incluso personas ilustres, conocidas en el mundo del arte (cantantes, actrices, etc.), que mueren en la capital en soledad.

Por todo ello, el negocio de, sobre todo, personas mayores y adineradas que han fallecido solas estos días en la capital a causa del coronavirus es una ventana de oportunidad para estos profesionales. Aunque probablemente tendrán que esperar unas semanas para conocer estos decesos.

80 millones a Hacienda

Si los cazaherencias no localizan a ningún heredero legítimo aunque sea muy lejano será el Ministerio de Hacienda quien se haga con los bienes inmuebles del fallecido. Uno de cada cinco fallecidos lo hacen sin dejar últimas voluntades. El Estado es el gran heredero de grandes fortunas no reclamadas: ha ingresado desde 2010 más de 80 millones procedentes de fallecidos sin herederos legales ni testamento y ha pagado 4 a personas que le han dado el aviso (el 10% de la herencia).

Además, se ha habilitado por primera vez en la historia un artículo del Código Civil hasta hora sin estrenar. El 701, que indica que en tiempos de pandemia se puede hacer un testamento sin necesidad de notario. Vale con la presencia de tres mayores de 16 años.