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La dura confesión de Jordi Cruz sobre la enfermedad de su padre que afecta a su día a día

Jordi Cruz tiene 47 años y se ha convertido en uno de los cocineros del momento

Es jurado de 'MasterChef' y acaba de hacer una confesión muy interesante

"Tengo la enfermedad de mi padre, a veces no sé sentir", ha declarado

La figura del chef Jordi Cruz siempre ha generado mucho interés, especialmente desde su participación como jurado en MasterChef, el exitoso concurso culinario de TVE. Su rostro serio, su exigencia constante con los concursantes y su manera de enfrentarse a las valoraciones le han ganado tanto admiradores como detractores. Sin embargo, detrás de la imagen de profesional imperturbable se esconde una historia profundamente marcada por vivencias familiares que, como él mismo ha confesado, siguen condicionando su forma de sentir y de relacionarse con los demás.

Desde su llegada al programa en 2013, Jordi Cruz ha sido una pieza clave en la consolidación del formato, participando tanto en la versión de adultos como en las ediciones infantiles y de celebridades. Su carácter firme y su lenguaje directo le han valido múltiples titulares a lo largo de los años, y también críticas por parte del público que, en no pocas ocasiones, ha percibido sus formas como excesivamente duras.

La confesión de Jordi Cruz

Tal y como sabemos en OKDIARIO, el cocinero ha reconocido abiertamente que su modo de relacionarse con el afecto proviene de un patrón familiar profundamente arraigado. Al hablar de su padre, Cruz explicó que desde muy joven este tuvo que enfrentarse a una vida laboral dura: «Mi padre con doce años estaba en una fábrica, curró todo lo que pudo por hacer felices a los demás y creo que se frustró y se enfadó con la vida».

El jurado del talent culinario también rememoró la imagen que guarda de él en sus últimos años: un hombre distante, con tendencia al enfado, que luchaba con un entorno familiar complicado y cargado de responsabilidades. Según explicó, la dureza del día a día y la presión de mantener a una familia con seis hijos provocó una frustración que afectó notablemente al ambiente emocional del hogar.

Jordi Cruz promocionando ‘MasterChef’. (Foto: Gtres)

En este relato íntimo, también tuvo palabras de profunda admiración hacia su madre, a quien describió como una mujer que sacrificó su vida entera por el bienestar de la familia. «Es una heroína y quiero corresponder su sacrificio», afirmó con firmeza, en una clara muestra de respeto y gratitud hacia ella. Una de las revelaciones más impactantes vino al reconocer abiertamente que la misma incapacidad emocional que percibió en su padre ha acabado por instalarse también en él. «Tengo la enfermedad de mi padre, a veces no sé sentir», confesó, dejando entrever que esta dificultad no es solo un recuerdo heredado, sino una realidad que sigue muy presente en su vida cotidiana.

La imposibilidad de expresar afecto fue uno de los aspectos más dolorosos de su testimonio. Cruz relató que nunca llegó a decirle «te quiero» a su padre en vida, pero que en su lecho de muerte, afectado por el alzhéimer, pudo finalmente romper ese silencio. «Miré en esos ojos en los que ya no había nada y pude decirle: Te quiero. Murió a las dos horas. Espero que lo escuchara», explicó, visiblemente emocionado.

La oportunidad de Jordi Cruz

El confinamiento, que para muchos supuso un parón inesperado, fue para Jordi Cruz una oportunidad de mirar hacia adentro y redescubrirse. En una entrevista en el pódcast A solas con, presentado por Vicky Martín Berrocal, habló abiertamente sobre cómo aquellos meses cambiaron su forma de ver la vida. Durante ese tiempo de encierro, el chef encontró un nuevo sentido a su hogar, que describió como «un nido» que decidió cuidar y embellecer. Pero no fue sólo el espacio físico lo que transformó,también su entorno emocional. En plena pandemia, se enamoró, se casó y tuvo un hijo, una experiencia que le cambió por completo.

El nacimiento de su hijo trajo consigo emociones intensas y nuevas inquietudes. Jordi confesó que, hasta ese momento, no temía a la muerte, pero que desde la llegada del pequeño a su vida, esa percepción ha cambiado. «Me ha hecho tener miedo a morirme. Antes no lo tenía, pero ahora sí lo tengo. Le quiero proteger y quiero estar ahí para que no le falte de nada», afirmó.

La dureza con la que habla de sus limitaciones afectivas contrasta con su evidente deseo de superarlas. El chef reconoce que le cuesta expresarse, que sigue arrastrando los ecos de una infancia marcada por la frialdad emocional y que esa carencia le persigue incluso en sus relaciones más cercanas. Sin embargo, sus palabras reflejan una voluntad de cambio, un anhelo de romper el ciclo y ofrecer a su hijo aquello que él no tuvo.

A pesar de que en televisión se le conoce por su exigencia y severidad, sus declaraciones demuestran que detrás de ese papel hay una persona que lucha por comprenderse, por sanar y por no repetir los errores del pasado. El silencio emocional que heredó de su padre se ha convertido en un reto personal, en una batalla constante que, poco a poco, ha empezado a librar con las herramientas que le ha dado la vida.