La tiranía del positivismo como ‘enemigo’ del paciente oncológico
Las personas cercanas al paciente oncológico no saben cómo actuar ni cómo dirigirse a ese ser querido durante el proceso
El número de cánceres diagnosticados en nuestro país durante 2024 alcanzará los 286.664 casos
La escucha, la pregunta, la presencia y la búsqueda de información son algunas de las principales estrategias para adaptar los recursos a las necesidades del paciente
El número de cánceres diagnosticados en nuestro país durante el año 2024 alcanzará los 286.664 casos, lo que supone un incremento del 2,6% respecto a 2023, según la Sociedad Española de Oncología Médica(SEOM). Un diagnóstico que no sólo supone un importante impacto a nivel emocional para los pacientes, sino también para su entorno. Miedo, incertidumbre, rabia o tristeza son emociones que forman parte del proceso y que varían su intensidad a lo largo de la enfermedad.
En muchas ocasiones, las personas cercanas al paciente oncológico no saben cómo actuar ni cómo dirigirse a ese ser querido durante el proceso. Por ello, es importante conocer de la mano de un especialista como Fátima Castaño, psicooncóloga en MD Anderson Cancer Center Madrid, las diferentes situaciones que pueden producirse y cómo actuar ante ellas.
Castaño recomienda evitar frases hechas y motivacionales como «no te preocupes», «todo irá bien» o «estoy contigo», así como el lenguaje bélico que, según señala, aún se emplea con frecuencia en los medios de comunicación. «Tenemos que alejarnos del lenguaje de la lucha y la batalla, del perdedor y el ganador, que sitúa a los pacientes en una posición psicológicamente negativa. Seguimos escuchando frases hechas con las que pacientes y familiares se sienten escasamente identificados y no reflejan su realidad», subraya.
En este sentido, la especialista también insiste en evitar la conocida como tiranía del positivismo. «El exceso de exigencia sobre la positividad puede influir y generar malestar en los pacientes porque pueden llegar a pensar que la tristeza o el miedo, normales por las circunstancias, están relacionados con su enfermedad o un posible empeoramiento; que su positivismo está relacionado con la mejoría médica», explica.
No obstante, asegura que una actitud positiva ayuda a afrontar el proceso con mayores recursos, a mejorar la calidad de vida y a prevenir trastornos del estado de ánimo. Sin embargo, prosigue, esta tiranía del positivismo es uno de los elementos que conduce en muchas ocasiones a los pacientes a consulta: «En muchos casos, te explican que sienten que no lo están haciendo lo suficientemente bien porque están transmitiendo tristeza a sus familiares, lo que les genera una presión sobreañadida, se sienten culpables y no se permiten transmitir emociones negativas, lo que les dificulta el pedir ayuda y puede conducir a un mayor aislamiento».
Castaño sostiene que sentir emociones negativas es «inevitable» y que también es necesario, «exteriorizarlas» ayuda a drenarlas y a encontrar apoyos para sobrellevarlas. «De hecho, esto es natural y saludable. En mi opinión, las emociones negativas son mal llamadas negativas; son emociones que no son agradables, pero que, forman parte del proceso de adaptación psicológico que favorece la aceptación y el afrontamiento de una situación de crisis vital como puede ser el cáncer. Debemos permitir a los pacientes sentir y expresarse» agrega, incidiendo en que este paso contribuye a acercarnos a ellos, a buscar recursos y a sentirnos más conectados.
Principales estrategias
Independientemente del caso, la psicooncóloga destaca la importancia de comenzar cualquier interacción con el paciente mediante la escucha activa y la realización de preguntas para comprender y conocer sus necesidades. «Cada persona es única. Tenemos que ajustar nuestro estilo comunicativo a sus propias circunstancias, condiciones y personalidad. Esta estrategia ayudará a que sientan a sus familiares más cercanos y presentes», explica.
En el caso de los pacientes que se encierran en sí mismos, la psicooncóloga asegura que es importante respetar su espacio e idiosincrasia: «Hay que buscar otras maneras de comunicarse, no solo es válida la comunicación verbal, sino también la no verbal. Mantenerlos informados sobre los posibles recursos, ayudas y necesidades en el proceso de enfermedad será de gran ayuda para ofrecer el mejor acompañamiento».
La psicooncóloga ofrece una serie de herramientas para facilitar la comunicación en estos casos:
– Escuchar y no dar por sentado.
– La pregunta abierta para facilitar la expresión: ¿Cómo te sientes? ¿Qué necesitas? ¿Qué te ayudaría en este momento?
– Identificar circunstancias que sean idóneas para la comunicación y preparar esos momentos comunicativos.
– Ponerse en el lugar del ser querido y entender que no todas las personas se benefician de expresar lo que sienten en cada momento.
– Mantener una conversación teniendo en cuenta que es un contexto complicado.
– Trabajar como equipo.
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