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Síndrome postvacacional: ¿mito o realidad?

Es recomendable realizar un proceso de adaptación cuando se entra de nuevo en contacto con la vida activa

El síndrome postvacacional puede manifestarse de diversas maneras, con síntomas que van desde la ansiedad y la tristeza hasta la irritabilidad

Con el final del verano, llega el momento de retomar la rutina diaria, un proceso que, aunque necesario, puede ser difícil de manejar. Según explican en la Clínica Navarra, se trata de un proceso de adaptación necesario cuando se entra de nuevo en contacto con la vida activa y cuando éste fracasa, se pueden generar una serie de molestias o trastornos que, aunque no son una enfermedad en sí, «deben considerarse como tal si se tiene en cuenta que enfermedad es cualquier problema que afecta a nuestra esfera de bienestar».  Todos estos síntomas que se sufren con la vuelta al día a día se han denominado ‘síndrome postvacacional’.

Este bienestar no incluye el aspecto solamente físico, sino que también abarca el emocional, social, laboral, etc. Las personas que padecen síndrome postvacacional sufren cambios que dan lugar a un malestar importante con una repercusión sobre su calidad de vida. Según la compañía Nara Seguros, se estima que aproximadamente el 30% de los españoles padecen este síndrome, una condición que puede afectar significativamente tanto el bienestar personal como el rendimiento laboral.

El síndrome postvacacional puede manifestarse de diversas maneras, con síntomas que van desde la ansiedad y la tristeza hasta la irritabilidad y una sensación general de desánimo. Lo más habitual es padecer un cuadro de debilidad generalizada y astenia, con lo que la capacidad de concentración se ve limitada así como la tolerancia al trabajo, tal y como detallan en la Clínica Navarra: «Esta falta de tolerancia al trabajo viene caracterizada como una sensación de desidia y hastío. En otras ocasiones, puede aparecer una sensación de angustia vital que puede llevar a un bloqueo en el cual la persona que lo presenta es incapaz de tomar cualquier decisión». 

Para ello la Clínica de Navarra y Seguros Nara, nos dan algunas claves fundamentales:

Planificación

A medida que se acerca el fin de las vacaciones, una vuelta progresiva a la rutina, aunque no sea cien por cien completa, puede favorecer que ese cambio no resulte impactante y evitar así el síndrome postvacacional. Evitar un regreso abrupto al trabajo es crucial por eso es aconsejable dejar unos días entre el regreso de las vacaciones y la reincorporación laboral. Este tiempo permite organizarse, deshacer maletas y, lo más importante, prepararse mentalmente para el regreso a las responsabilidades diarias. Un retorno gradual facilita una adaptación más suave y menos estresante.

Un buen descanso

Durante las vacaciones, es común alterar los patrones de sueño. Es fundamental retomar hábitos de descanso saludables antes de volver al trabajo. Dormir entre siete y ocho horas diarias ayuda a restablecer el equilibrio físico y mental, preparando al cuerpo y la mente para un nuevo ciclo laboral.

Vuelta a la alimentación saludable

Recuperar un horario regular en las comidas y depurar el organismo tras los excesos veraniegos es fundamental para empezar septiembre con energía. Abandonar los fritos, las tapas y los refrescos, y retomar una dieta rica en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales es clave para reactivar el cuerpo y la mente.

Moderar el consumo de alcohol y cafeína es esencial. El alcohol, al ser un depresor del sistema nervioso, puede intensificar la tristeza y la ansiedad, mientras que la cafeína puede aumentar los niveles de estrés. Mantener estos consumos bajo control mejorará el estado de ánimo y el bienestar general.

En el mercado existen ciertos suplementos ‘detox’ como el silicio y alimentos amargos como el diente de león y la cúrcuma, que ayudan a depurar el organismo y favorecen un retorno más saludable a la rutina. Los ácidos grasos Omega-3 y las vitaminas del complejo B son eficaces para combatir la fatiga y apoyar la función cerebral. Estos suplementos son cruciales para el metabolismo energético y el correcto funcionamiento del sistema nervioso. La vitamina D también se vuelve esencial, especialmente cuando la exposición solar disminuye, afectando tanto al sistema inmunológico como al estado de ánimo.

Deporte y actividades recreativas

La actividad física es un aliado poderoso contra el estrés. El ejercicio no solo mantiene el cuerpo en movimiento, sino que también libera endorfinas, las hormonas responsables del bienestar. Actividades como caminar al aire libre, practicar yoga o realizar un deporte favorito pueden marcar una gran diferencia en cómo te sientes al final del día.

Hay que retomar las actividades recreativas que se solían hacer antes de las vacaciones e incluso incorporar a nuestra rutina aquellas que se hayan practicado por primera vez durante las vacaciones.

Pensamiento positivo

Los primeros días tras la vuelta suelen estar llenos de pensamientos negativos y listas de tareas pendientes. El estrés y la ansiedad también pueden aumentar con el retorno a la rutina.

Es importante centrarse en aspectos positivos y establecer pequeñas metas diarias para generar una sensación de logro y control, facilitando una adaptación más positiva y gradual a nuestro día a día. Esta transición, bien llevada, puede ser una nueva oportunidad para renovar fuerzas y afrontar con éxito los retos de la nueva temporada otoñal.

Si a pesar de seguir estas indicaciones, el malestar no desaparece, desde la Clínica Navarra recomiendan acudir a un especialista para poder tratar correctamente la sintomatología asociada al síndrome postvacacional.