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Revisa tus sábanas: si ves esto podrías tener una enfermedad grave

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Despertarse con sábanas y almohadas empapadas de sudor puede ser normal en las calurosas noches de verano. Sin embargo, si la sudoración nocturna se mantiene durante el otoño, cuando las temperaturas son más frescas, es aconsejable consultar a un médico. El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido advierte que si experimentas sudores nocturnos frecuentes y excesivos, es importante buscar atención médica. Estos episodios pueden ser un indicativo de que algo más serio está ocurriendo en el organismo.

Según Cancer Research UK, los sudores nocturnos intensos son considerados un posible síntoma de cáncer, aunque esto no implica necesariamente que una persona lo padezca. Existen diversas causas que pueden contribuir a este fenómeno, como infecciones, efectos secundarios de medicamentos o cambios hormonales durante la menopausia en mujeres. Además, se recomienda hablar con un médico si se presentan sudores nocturnos muy intensos o fiebre inexplicable. Identificar la raíz del problema es crucial para determinar el tratamiento adecuado y descartar condiciones serias de salud.

Causas de los sudores nocturnos

Los cambios hormonales son una de las principales causas de los sudores nocturnos, especialmente en mujeres durante la menopausia, cuando los niveles de estrógeno fluctúan y provocan sofocos. Estos episodios suelen ser más frecuentes por la noche, causando sábanas mojadas y alterando el sueño. Los adolescentes también pueden experimentar este síntoma durante la pubertad, así como los hombres con desequilibrios hormonales, como la disminución de testosterona. Aunque la sudoración nocturna relacionada con cambios hormonales no siempre indica un problema grave, puede ser incómoda.

Los efectos secundarios de ciertos medicamentos pueden causar sudores nocturnos. Fármacos como antidepresivos, medicamentos para la presión arterial y analgésicos pueden afectar la regulación de la temperatura corporal, provocando sudoración excesiva durante la noche. Además, medicamentos hormonales, como los utilizados en tratamientos para el cáncer de próstata o anticonceptivos, también pueden contribuir a este problema. Es fundamental revisar los prospectos y consultar a un médico si se sospecha que un medicamento está causando sudores nocturnos, ya que puede ser necesario ajustar la dosis o cambiar a un medicamento alternativo.

El estrés y la ansiedad pueden contribuir a la aparición de sudores nocturnos. En este caso, el cuerpo puede activar la respuesta de «lucha o huida», lo que aumenta la adrenalina y la frecuencia cardíaca, provocando sudoración excesiva incluso durante el sueño. Trastornos de ansiedad como el trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno de estrés postraumático pueden agravar este síntoma. Técnicas de manejo del estrés, como meditación, respiración profunda y ejercicio regular, pueden ayudar a reducir la ansiedad y, en consecuencia, la sudoración nocturna.

Por otro lado, los sudores nocturnos pueden indicar diversas enfermedades subyacentes, como hipertiroidismo, linfoma y diabetes. El hipertiroidismo, por ejemplo, aumenta la producción de hormonas tiroideas, acelerando el metabolismo y causando sudoración nocturna. Asimismo, trastornos metabólicos como la diabetes tipo 2 alteran la regulación de la temperatura corporal. Si los sudores nocturnos se acompañan de otros síntomas, como pérdida de peso inexplicada, fatiga extrema o cambios en el apetito, es esencial consultar a un médico.

Cáncer

Los sudores nocturnos pueden ser un síntoma de varios tipos de cáncer, incluidos el linfoma, la leucemia y ciertos tumores sólidos. En el caso de los linfomas, que afectan el sistema linfático, uno de los síntomas más comunes es la sudoración nocturna, especialmente en el linfoma de Hodgkin. Estos sudores suelen ser intensos y pueden ir acompañados de fiebre y pérdida de peso inexplicada, lo que se atribuye a la liberación de citoquinas y otras sustancias químicas en respuesta a la presencia del cáncer.

Por otro lado, la leucemia, que afecta la sangre y la médula ósea, también puede provocar sudores nocturnos debido a cambios en el sistema inmunológico y la producción de células sanguíneas anormales. Las personas con leucemia suelen reportar sudores nocturnos que se acompañan de fiebre, fatiga y moretones inexplicables, lo que resalta la necesidad de consultar a un médico para una evaluación exhaustiva.

Además, los tumores sólidos, como los que se encuentran en el hígado, los pulmones o el páncreas, pueden liberar sustancias químicas que alteran la regulación de la temperatura y, por ende, provocan sudoración excesiva. Los pacientes con cáncer que experimentan sudores nocturnos también pueden notar otros síntomas, como dolor, pérdida de peso y cambios en el apetito, lo que indica que el cáncer puede estar afectando su salud general.

En este contexto, la relación entre los sudores nocturnos y el cáncer subraya la importancia de la detección temprana y la búsqueda de atención médica adecuada ante el más mínimo síntoma o señal de alerta. Si una persona experimenta sudores nocturnos persistentes, lo cual se puede percibir fácilmente en las sábanas, especialmente si se acompañan de otros síntomas inusuales, es fundamental consultar a un médico a la mayor brevedad, ya que un diagnóstico temprano puede marcar una gran diferencia en el tratamiento y el pronóstico de diversas formas de cáncer.