Peritonitis: qué es y cuáles son sus síntomas
Aunque a menudo se confunde con una apendicitis pues ambas son inflamaciones (en el primer caso de inflamación del peritoneo y en el segundo caso del apéndice), es importante no confundir estas dos afecciones y es que aunque ambas son graves y deben ser operadas de urgencia, la peritonitis puede llegar a ser una complicación de la apendicitis.
Hablamos de una enfermedad abdominal grave y muy dolorosa, pues como hemos dicho, afecta a la importante membrana que cubre y protege el abdomen, además de mantener sus órganos agrupados, y es por ello que sino tratamos esta inflamación correctamente puede llegar a provocar la muerte de quién la sufre en tan solo unas horas; motivo por el cual es tan importante que sepamos detectar los síntomas a tiempo.
Reconoce las señales de tu cuerpo
Por lo general, una peritonitis empieza produciendo con un dolor de tripa que puede ser repentino, pero que habitualmente es gradual (pues cada vez es más intenso) y que también puede provocar que sintamos el abdomen duro y en tensión.
A menudo, este síntoma va acompañado por una sensación de cansancio y por problemas estomacales varios como las náuseas, los vómitos, la diarrea o el estreñimiento.
En varios casos, también se producen mareos, una acusada pérdida del apetito e incluso taquicardias, acompañados todos estos síntomas de fiebre (como ocurre en la mayoría de infecciones), de sed intensa y de una emisión de orina menor a la habitual, causada por lo general por la deshidratación que también deriva de todos los síntomas anteriores.
Todo esto, puede producirse por varios motivos que van desde una infección bacteriana (habitualmente en el apéndice) hasta ulceras o incluso por la presencia de sustancias irritantes, como sucede en la inflamación del páncreas.
¿Cómo reaccionar ante estos síntomas?
Ante la sospecha de que existe peritonitis, es importante consultar de inmediato con un profesional para evitar su evolución y un posible desenlace fatal, y suele ser de ayuda que antes de hacerlo hayamos prestado atención al estado del vientre (que debe ser blando y no provocar dolor en ningún punto cuando se explora) y a cualquier dolor abdominal para poder transmitir estos síntomas al médico.
Si acudimos a un profesional ante la menor duda, podremos evitar tanto la deshidratación como que los órganos abdominales dejen de funcionar y podremos poner en práctica el tratamiento, que consiste en una operación quirúrgica urgente para evacuar el líquido abdominal acumulado a causa de la inflamación.
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