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Morant presume de igualdad, pero sólo el 32 % de mujeres hacen I+D en un país sin ciencia para ellas

Las mujeres son mayoría en Medicina pero menos del 30% figuran en puestos de liderazgo

La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, ha asegurado que España es hoy «un país mejor para hacer ciencia sin importar el género, la edad, el origen o el apellido». Una afirmación solemne, pronunciada durante la entrega de los Premios Nacionales de Investigación 2024, que, sin embargo, no va acompañada de datos, inversiones reales de este Gobierno ni reformas estructurales. Otro brindis al sol.

España sigue siendo uno de los países de la UE que menos invierte en I+D como porcentaje del PIB. La media europea supera el 2,2 %, mientras que España no logra consolidarse ni en el 1,5 %. La supuesta apuesta por la ciencia como política de Estado no se traduce en presupuestos sostenibles, ni en condiciones laborales estables para el personal investigador, ni en un plan de retorno del talento que funcione más allá del titular.

Perspectiva de género y salud femenina

A pesar del discurso de Diana Morant sobre «paridad» en ciencia, persisten grandes brechas de género. En I+D, sólo el 32 % del personal en el sector privado son mujeres, frente a un 68 % masculino.

La Unidad de Mujeres y Ciencia, creada en 2006, sigue sin lograr que se integren datos desagregados por sexo en las convocatorias, ni que se financien suficientes proyectos en salud de la mujer.

En sanidad, la salud femenina sigue sin recibir atención específica, con enfermedades mayoritariamente femeninas (endometriosis, fibromialgia…) aún sin líneas de investigación adecuadas.

Aunque la inversión pública en I+D se ha incrementado en todas las CCAA, no existe una estrategia real para equilibrar el acceso a la ciencia y a la salud femenina entre territorios

Esto se refleja también en el sistema sanitario: el acceso a pruebas o tratamiento en salud de la mujer varía según el código postal, aunque no se aporten datos oficiales desagregados.

Los datos del estudio Mujeres en Medicina en España (WOMEDS), proyecto pionero impulsado por la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) para identificar la brecha de género en la profesión médica en España, son contundentes: la medicina es una profesión de presencia eminentemente femenina, pero apenas entre el 20 y el 30 % de las posiciones de liderazgo son ejercidas por mujeres.

Ni cifras, ni hojas de ruta

La ministra habla de que «seguiremos aumentando la inversión hasta alcanzar la media europea», pero no ha presentado ningún cronograma, cifra concreta o mecanismo fiscal que respalde esa promesa. Tampoco ha rendido cuentas sobre los programas de transferencia tecnológica o el desequilibrio entre investigación básica y aplicada. Todo sigue fiado a palabras grandilocuentes y premios honoríficos.

Ciencia sin justicia territorial

Además, la ciencia en España no se distribuye de forma equitativa. Como ocurre con el acceso a la sanidad, el código postal condiciona el acceso a la innovación, la financiación y las oportunidades científicas. Las comunidades con centros potentes captan fondos y proyectos; otras, simplemente sobreviven. Sin una estrategia estatal que corrija estos desequilibrios, el talento local se marchita o emigra.

PSOE: muchas palabras, misma parálisis

Pese a los anuncios del Gobierno de coalición, la situación estructural de la ciencia en España no ha mejorado sustancialmente desde hace años. El sistema continúa precarizado, feminizado en los niveles bajos y masculinizado en las cúpulas. Se presume de paridad en los premios, pero no se combate la temporalidad ni se ofrecen trayectorias estables para los jóvenes investigadores.

La salud de las mujeres: ignorada por el sistema y olvidada por la ciencia

La salud de las mujeres ha sido históricamente ignorada, infrainvestigada y mal diagnosticada. A pesar de los discursos institucionales sobre igualdad, la ciencia biomédica sigue girando en torno al modelo masculino: los ensayos clínicos, los medicamentos y las guías diagnósticas priorizan los cuerpos de varones adultos sanos como estándar universal, ignorando las particularidades fisiológicas, hormonales y sociales de las mujeres.

La brecha de género en la investigación médica

En España, menos del 30 % de los ensayos clínicos tienen un enfoque específico en salud femenina, y muchas enfermedades que afectan mayoritariamente a mujeres —como la endometriosis, la fibromialgia, el dolor crónico o los trastornos autoinmunes— siguen infradiagnosticadas y sin líneas de I+D suficientes. La falta de inversión en investigación con perspectiva de género perpetúa un sistema que no trata igual a quienes no encajan en el patrón biomédico dominante.