Jóvenes en riesgo: el abuso de auriculares aumenta la pérdida de audición irreversible
Este tipo de contaminación acústica afecta no sólo al bienestar auditivo, sino también al sueño, al sistema cardiovascular y al desarrollo cognitivo infantil
La exposición prolongada a altos decibelios causa pérdida de audición
Aunque a menudo pasa desapercibido, el ruido ambiental se ha consolidado como uno de los principales riesgos para la salud pública, solo por detrás de la contaminación atmosférica, según detalla el Ministerio de Sanidad. El pasado 30 de abril se celebró el Día Mundial de Concienciación sobre el Ruido que surge como una oportunidad para reflexionar sobre los efectos de esta contaminación invisible. El tráfico, la música alta, los conciertos y el uso excesivo de auriculares son ya una amenaza real para la audición, especialmente entre los más jóvenes.
Desde el punto de vista legal, la exposición al ruido está regulada tanto a nivel nacional como europeo. En España, la Ley 37/2003 del Ruido y sus reales decretos desarrollan los criterios para la evaluación y zonificación acústica. A nivel comunitario, la Directiva 2002/49/CE establece métodos de gestión del ruido ambiental.
Este tipo de contaminación acústica, generada por actividades humanas como el transporte o la industria, afecta no solo al bienestar auditivo, sino también al sueño, al sistema cardiovascular y al desarrollo cognitivo infantil, tal y como explican desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).
Además, los expertos del Ministerio de Sanidad insisten en que «es importante recordar que la exposición al ruido no afecta a todos por igual, y que características como la edad, el género, el estilo de vida o las condiciones de salud preexistentes determinan la susceptibilidad de las personas a los efectos adversos para su salud debido a la contaminación acústica».
Casi la mitad de los jóvenes están en riesgo de sufrir pérdida auditiva por el cambio en sus hábitos de ocio, advierten desde la SEORL. El uso abusivo de auriculares a alto volumen y la asistencia a conciertos o discotecas sin protección auditiva son algunas de las principales causas de este deterioro precoz. Insisten en que la clave está en la prevención: conocer los riesgos, reducir la exposición y consultar con especialistas si se detecta pérdida auditiva.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) respalda esta preocupación al estimar que más de 1.000 millones de jóvenes de entre 12 y 35 años podrían sufrir pérdidas auditivas irreversibles si no cambian sus hábitos. Además, proyecta que en 2050 una de cada cuatro personas tendrá algún tipo de problema auditivo.
Prevención tecnológica y nuevos hábitos
Según la OMS, el umbral saludable para el ruido ambiental se sitúa en los 65 decibelios (dB), similar al sonido de una aspiradora. Para proteger la salud auditiva, se recomienda no superar los 80 dB. A partir de los 85 dB, la exposición prolongada puede dañar el oído interno, y a más de 100 dB, como ocurre en conciertos de rock o con taladros, el riesgo de daño inmediato se multiplica. Por ejemplo, los auriculares a volumen alto pueden alcanzar los 95 dB, mientras que una discoteca puede superar los 110 dB.
La SEORL-CCC insiste en que los afectados por pérdida de audición deben consultar con un otorrinolaringólogo para recibir un diagnóstico adecuado y valorar soluciones adaptadas. Asimismo, la entidad sugiere a los jóvenes seguir la conocida «regla del 60-60»: no usar auriculares más de 60 minutos al día ni superar el 60% del volumen máximo.
Las tecnologías móviles también pueden ser aliadas en la lucha contra el ruido. Hoy en día, los smartphones incluyen funciones de medición acústica y alertas de niveles peligrosos de sonido. Así lo confirma un estudio reciente publicado en Laryngoscope, que demostró que las aplicaciones móviles con micrófonos calibrados pueden ser eficaces para detectar entornos con riesgo auditivo, como locales de música con niveles superiores a los 100 dB.
Además, los especialistas de la OMS destacan que los efectos del ruido no se limitan a la pérdida auditiva, también puede causar insomnio, ansiedad, trastornos del aprendizaje y enfermedades cardiovasculares. En declaraciones de este organismo: «El ruido le cuesta a Europa 1,6 millones de años de vida saludable cada año, lo que demuestra su profundo impacto en la salud colectiva».
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