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Nuevas tecnologías

La inteligencia artificial detecta una enfermedad oculta del corazón

Un 77% de los casos, al descubierto con nuevas herramientas tecnológicas

Identifica enfermedad estructural en las válvulas, paredes o cavidades del órgano

Es difícil escapar al nuevo detector de enfermedad del corazón basado en inteligencia artificial (IA) desarrollado por científicos e ingenieros de la Universidad de Columbia (Nueva York, Estados Unidos).

Las enfermedades cardiacas estructurales (SHD, por sus siglas en inglés) pueden afectar a la capacidad del corazón para bombear sangre al resto del organismo. Antes se trataban tradicionalmente con cirugía abierta, pero en la actualidad muchas de ellas pueden resolverse con terapias mínimamente invasivas.

Algunas veces se habla de este conjunto de condiciones como ocultas, porque pueden progresar sin que se presenten síntomas evidentes, hasta que un episodio grave como un infarto de miocardio o un ictus (infarto cerebral) las sacan a la luz.

Los científicos de Columbia y el Hospital Presbyterian de Nueva York han colaborado en el desarrollo de una prueba de cribado basado en IA para identificar quiénes deberían someterse a una prueba de ultrasonido adecuada para el diagnóstico de los problemas estructurales del corazón.

Pierre Elias, profesor de medicina e informática biomédica en la Facultad Vagelos de Medicina y Cirugía en dicha universidad, ha explicado que están aumentando el número de modelos basados en IA para detectar enfermedades: «Algunos de los más interesantes son capaces de buscar enfermedad coronaria en las pruebas de imagen o analizar mamografías para ayudar a los especialistas a detectar cáncer de mama con mayor precisión. EchoNext es el primer modelo que detecta todas las formas de enfermedad cardiaca estructural a partir de electrocardiogramas (ECG)».

Como explican los expertos de la Fundación Española del Corazón, el electrocardiograma es una prueba de diagnóstico que registra la actividad eléctrica del corazón con cada latido. Esa actividad se dibuja en un papel donde se observan diferentes ondas que indican los impulsos eléctricos de las aurículas y los ventrículos. Es una prueba sencilla y no produce ninguna molestia.

Aunque un ECG puede detectar algunas enfermedades, por sí mismo no basta para diagnosticar SHD.

Para eso está EchoNext, que los investigadores han ido perfeccionando durante años. Este instrumento analiza los datos obtenidos con ECG para determinar cuándo hace falta realizar un ecocardiograma, la prueba que sí muestra cuando un paciente padece enfermedad cardiaca estructural.

Elias añade: «Básicamente, EchoNext usa el test más barato para discernir quién necesita someterse a un ecocardiograma, que es una prueba más cara; detecta enfermedades que los médicos no podemos ver en el electrocardiograma».

En su opinión, la combinación de ECG e inteligencia artificial va a suponer un nuevo paradigma a la hora de hacer cribados para identificar a estos pacientes.

Para poner el dispositivo a punto, se le entrenó haciendo que analizara más de 1,2 millones de pares de ECG y ecocardiogramas de 230.000 individuos. Fue capaz de detectar el 77% de los problemas cardiacos estructurales en 3.200 ECG, una mayor precisión que la de 13 cardiólogos a quienes se asignó la misma tarea, cuya precisión fue del 64%.

A continuación, EchoNext identificó a más de 7.500 sujetos de una población de 85.000 participantes en un estudio a los cuales señaló como “de alto riesgo” en cuanto a la posibilidad de padecer SHD no diagnosticada.

Los resultados de este sistema se han dado a conocer en la revista científica Nature.