La inactividad prolongada aumenta el riesgo de ictus e infartos
El sedentarismo es un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular y accidente cerebrovascular. Es algo que ya se conocía y que acaba de comprobar una investigación realizada por la responsable de Investigación del Comportamiento en Kaiser Permanente Southern California Pasadena, Deborah Rohm Young. Pero también han profundizado en otro aspecto vinculado con la salud. Y es que la inactividad prolongada aumenta el riesgo de ictus e infartos.
Al margen de la cantidad de ejercicio físico que se haga, estar mucho tiempo sin realizar una actividad deportiva puede afectar de manera considerable a la salud de los vasos sanguíneos y al corazón, como recoge la publicación ‘Circulation’.
Esta inactividad también provoca la aparición de otras patologías como la diabetes y un mayor riesgo de padecer cualquier otro tipo de enfermedad. Rohm Young explica que existen muchos factores considerables que aún “no hemos logrado entender sobre el tiempo que una persona pasa sin realizar ejercicio”, aunque cuenta que la mejor recomendación que pueden hacer, según estos resultados, es moverse más y sentarse menos.
Sin embargo, al contrario de lo que se pudiera pensar, cuando se lleva a cabo una actividad física intensa o moderada no se anula el impacto que haya podido acarrear todo el tiempo en el que no se haya hecho nada. De hecho estos estudios han demostrado que la gente que ha realizado deporte durante mucho tiempo y que lo acaban dejarlo son los que tienen más posibilidades de sufrir ictus y enfermedades cardiovasculares.
También aclara la investigadora estadounidense que no está demostrado que la situación varíe cuando se haga deporte con cierta intensidad. Es decir, que después de un tiempo de inactividad no está del todo claro que el ejercicio ayude a combatir el riesgo de sufrir alguna patología. Asegura que “todavía quedan muchos estudios por realizar”, pero advierte que el deporte representa un papel esencial en la vida de las personas, ya que el sedentarismo influye de manera negativa sobre el corazón.
De momento, con todos estos resultados solo se atreven a recomendar a la gente que lleve una vida más activa, en donde se practique más ejercicio físico, y se permanezca menos tiempo sentado.
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