Los expertos advierten de que la falta de esta vitamina será la nueva pandemia del siglo XXI
El déficit de vitamina D se han relacionado con enfermedades, tanto óseas como extraóseas, como trastornos neuropsiquiátricos, patologías alérgicas, cutáneas, cardiovasculares, autoinmunes y cáncer
Las principales funciones de la vitamina D son la estimulación de la absorción de calcio, el mantenimiento de la homeostasis mineral y ósea, el aumento de la reabsorción de calcio a nivel renal y la disminución de la secreción de la hormona paratiroidea (PTH). Pero, tiene muchas más funciones: «Por ejemplo, se ha visto que es importante a nivel muscular, que regula el sistema cardiovascular y la presión arterial, que disminuye la proliferación de células neoplásicas, que aumenta la reabsorción de insulina y que regula el sistema inmune», tal y como ha explicado el Dr. Enrique Casado, especialista del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Parc Taulí de Sabadell (Barcelona), en el marco de la tercera edición de Calcifediol Place, un encuentro organizado por Faes Farma. En esta cita, con médicos de más de seis especialidades diferentes, se ha abordado, desde una perspectiva multidisciplinar, el impacto de la vitamina D en la salud general.
La vitamina D es realmente un sistema endocrino, el sistema endocrino de la vitamina D (SEVD), el cual posee acciones endocrinas, autocrinas y paracrinas. La vitamina D, presente de manera natural en nuestro organismo, tiene un doble origen: la síntesis cutánea, para lo cual se necesita la exposición a los rayos UVB del sol (representa un 80-90%); y la dieta (10-20%). A pesar de que España es uno de los países más soleados de Europa, con 300 días de sol al año, lo que equivale a 2.500 horas, hay una alta prevalencia de hipovitaminosis D.
Así, en un estudio de La Rioja con más de 21.000 pacientes, en su mayoría mujeres con una edad media de 62 años, sin toma previa de suplementos de vitamina D, se observó que entre un 60-70% de esta población tenía niveles de 25(OH)D -principal biomarcador del estatus de vitamina D del organismo- por debajo de 20 ng/ml y un 90% por debajo de 30 ng/ml. Esta alta prevalencia no es algo intrínseco de España, sino que es algo generalizado a nivel mundial, por lo que muchos autores hablan ya del déficit de vitamina D como «la otra pandemia del siglo XXI».
Aunque la síntesis cutánea sea la principal fuente de vitamina D en el organismo, un estudio llevado a cabo en Corea durante un mes en verano, donde a una serie de pacientes se les recomendó seguir con su rutina, a otros se les administró 600-800 UI/d de vitamina D y a otros se les recomendó una exposición solar diaria de 30-60 min/día tres días a la semana, mostró que los primeros sufrieron una disminución en los niveles de 25(OH)D; los segundos tuvieron un incremento de 0,9 ng/ml y; los que tuvieron una exposición solar incrementada, tan solo obtuvieron un aumento de niveles de 3,4 ng/ml. «Por tanto, en algunos casos de déficit, quizás la exposición solar no sea suficiente para revertir ese estado de hipovitaminosis D», ha señalado el Dr. Casado.
Requerimientos de vitamina D
El déficit de vitamina D se ha relacionado con multitud de enfermedades, tanto óseas como extraóseas: trastornos neuropsiquiátricos, enfermedades alérgicas, cutáneas, cardiovasculares, autoinmunes, y cáncer, entre otras.
Sin embargo, a pesar del mayor conocimiento que se tiene hoy en día sobre el SEVD, aún existen muchas dudas respecto a cuáles son los requerimientos concretos de vitamina D, cuáles son sus niveles óptimos, a quién se debe determinar los niveles de 25(OH)D o cómo suplementar a los pacientes con hipovitaminosis D. A todas estas preguntas, tratan de dar respuesta las diferentes guías y recomendaciones que publican las sociedades científicas.
Así, las recomendaciones de la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (SEIOMM) establecen que los requerimientos de vitamina D no son iguales para todas las personas, «ya que será necesario un mayor aporte en mujeres postmenopáusicas y varones mayores de 50 años, y aún más en pacientes con osteoporosis, fracturados o ancianos institucionalizados», ha comentado el Dr. Casado.
En cuanto a los niveles óptimos de 25(OH)D, esta sociedad recomienda mantener concentraciones séricas entre 25 y 50 ng/ml en población general, y entre 30 y 50 ng/ml en pacientes con osteoporosis o riesgo de fractura. El cribado de déficit de vitamina D lo reservan especialmente para personas con factores de riesgo de hipovitaminosis D y en personas con debilidad muscular o riesgo de caídas.
Con la vista hacia el futuro, durante el encuentro organizado por Faes Farma, el Dr. Casado también ha hecho un repaso a las investigaciones en marcha, resaltando su relevancia: «Actualmente hay en marcha casi 3.000 estudios de intervención con vitamina D en diferentes poblaciones, incluyendo diabetes, cirugía bariátrica, enfermedad de Crohn, artritis reumatoide, VIH, osteoporosis, obesidad, EPOC, cáncer de mama y urticaria crónica, entre otras. Por eso, esperamos que los nuevos estudios y las nuevas guías puedan dar respuesta a las dudas que aún tenemos», concluye.
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