Dermatóloga del Instituto de Dermatología (IDEI)

Dra. Isabel Del Campo: «Hay personas que no necesitan usar desodorante»

desodorantes
"La función principal de los desodorantes es evitar que el sudor huela mal", aclara la experta.

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La sudoración no es mala: es importante para el control de nuestra temperatura y la creación de una primera barrera de defensa cutánea. Las glándulas sudoríparas son muy numerosas y de distribución universal, pero con especial concentración a nivel de palmas, plantas, axilas, cara y cuero cabelludo, tal y como explican en la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV). Su función está controlada por el sistema nervioso simpático lo que tiene importantes implicaciones clínicas y terapéuticas, por eso en situaciones estresantes aumenta nuestra sudoración.

Para tratar la sudoración y el olor corporal, se puede recurrir a los antitranspirantes o desodorantes que contienen sustancias de uso cosmético que disminuyen la transpiración que para algunas personas puede suponer un grave problema.

La Dra. Isabel del Campo, dermatóloga del Instituto de Dermatología (IDEI), en esta entrevista concedida a OKSALUD, señala los aspectos cruciales sobre el uso de desodorantes desde una perspectiva dermatológica. Destaca que la función principal de estos productos es contrarrestar el mal olor generado por la descomposición bacteriana del sudor, con fragancias agradables y, en algunos casos, la inclusión de aluminio para reducir la sudoración. Explica cómo factores como la actividad física, la higiene y la alimentación influyen en la producción de olor corporal, detallando las glándulas sudoríparas involucradas.

PREGUNTA.- ¿Cuál es la función principal del desodorante en términos de cuidado dermatológico?

RESPUESTA.- La función principal de los desodorantes es evitar que el sudor huela mal, es decir, contienen fragancias agradables que “camuflan” este olor. Hay que tener en cuenta que el sudor es inodoro, pero los microorganismos que forman parte de la flora bacteriana de la piel provocan su descomposición, provocando el olor característico de la sudoración. 

Por otra parte, muchos desodorantes han incorporado a sus principios activos el aluminio, que consigue reducir la cantidad de sudor que se produce. 

El sudor es un proceso biológico natural que tiene como objetivo regular la temperatura corporal. Las personas con una mayor actividad física diaria o que realizan deporte, producen más sudor que las personas sedentarias, sin embargo, esto no quiere decir que el sudor de las primeras huela peor que el de las segundas.  

P.-¿Qué factores influyen en la producción de olor corporal y quiénes son más propensos a tener problemas con el mal olor?

R.- Existen dos tipos de glándulas por las que se suda: las apocrinas (secretan ceras y grasas) y las ecrinas (conocidas también como glándulas sudoríparas simples). Las primeras se encuentran en la zona de las axilas, en la zona genital y en las mamas y, aunque pueda parecer lo contrario, producen menos sudor que las segundas, que se localizan en casi todo el cuerpo, especialmente en las palmas de las manos y pies, en la frente y la cabeza. 

El mal olor corporal es conocido como bromhidrosis, que como hemos comentado se debe a la descomposición del sudor debido a la flora bacteriana de la piel (bacterias y hongos). La falta de higiene, tanto de la piel como de la ropa, es una de las principales causas del mal olor. 

Otras causas son: la temperatura del ambiente; la práctica de ejercicio; el sobrepeso; la ingesta de alimentos como la cebolla, el ajo, el curry, el café y el alcohol; el uso de tejidos sintéticos; la ingesta de algunos medicamentos (como por ejemplo la penicilina); y el estrés y la ansiedad (que también hace que se sude más y en mayor número de ocasiones).  

P.- ¿Cuál es la frecuencia recomendada para la aplicación de desodorante y hay alguna diferencia en su uso entre hombres y mujeres?

R.- La frecuencia dependerá de cuánto se sude, independientemente de si se es hombre o mujer. Lo normal es utilizarlo por las mañanas después de la ducha, así como después de hacer ejercicio. Es decir, las personas más activas lo pueden usar 2 veces al día sin problema. Si se suda más de lo normal, se puede emplear más veces, pero en este caso, es recomendable acudir al dermatólogo porque se puede padecer una enfermedad denominada hiperhidrosis.

Si se padece esta enfermedad, el dermatólogo le puede indicar que utilice antitranspirantes que sirven para impedir la sudoración. En este caso, se utilizan por la noche antes de ir a dormir. Si la hiperhidrosis es más severa, se puede recurrir a tratamientos como la aplicación de toxina botulínica sobre la zona afectada (palmas de las manos y pies y axilas), que consigue bloquear la transmisión nerviosa en la unión neuromuscular, de forma que cesa la producción de sudor. Este tratamiento se realiza en consulta de manera ambulante y tiene una duración de entre 4-6 meses. 

P.- ¿Algunas personas pueden prescindir del uso de desodorante sin experimentar mal olor? ¿Qué factores podrían estar involucrados en este caso?

R.- El uso del desodorante dependerá de las necesidades propias de cada persona. De hecho, hay personas en las que no se produce esa descomposición del sudor debido a las bacterias; no existe el mal olor y, por lo tanto, no necesitan usar desodorante. 

P.- ¿Cuáles son los posibles riesgos para la salud de utilizar desodorante de manera excesiva?

R.- El uso de desodorantes, aunque no sea de manera excesiva, puede provocar sequedad asociada a picor que, a la larga, pueda generar eccemas irritativos y dermatitis de contacto. El motivo puede ser que el desodorante tenga algún ingrediente provoque alergia o se tenga la piel muy sensible o atópica. 

Además, si hay enfermedades de base, como dermatitis o psoriasis en la axila, puede empeorar la lesión por irritación, siendo necesario primero tratar estas enfermedades antes de reintroducir productos menos irritantes. 

P.- ¿Existen diferencias significativas entre los desodorantes comerciales y los productos naturales en términos de efectividad y seguridad?

R.- Que un desodorante (o cualquier otro producto cosmético) tenga la etiqueta de «natural» no significa sea más efectivo o incluso pueda provocar en la piel los mismos efectos secundarios que un desodorante comprado en un comercio. 

Todos los desodorantes que se comercializan han pasado todos los controles sanitarios (FDA, EMA o AEM) para saber que el producto es seguro para la salud, lo que no significa, como hemos dicho, que no provoque reacciones adversas en algunas personas. 

P.- ¿Cuáles son los ingredientes más comunes en los desodorantes y cuáles deberíamos evitar debido a posibles efectos adversos para la salud?

R.- Los desodorantes suelen ser emulsiones de agua en aceite o de agua en silicona que contienen ingredientes activos como los bocinas o las sales de aluminio, emulsionantes, gelificantes, agentes suspensores o espesantes, ceras, emolientes, conservantes, colorantes y fragancias.

Los componentes fundamentales a evitar en desodorantes son:

    • Ftalatos: son sustancias plastificantes con efectos nocivos para el medio ambiente y que se consideran disyuntores endocrinos
    • Parabenos: Se utilizan como conservantes y también se consideran disyuntores endocrinos.
    • Triclosan: funciona como antiséptico, pero algunos estudios lo vinculan con alteraciones del tiroides.
    • Aluminio: deben evitarse las sales de aluminio. Es posible su asociación con algunos cánceres y con demencias. 
    • Fragancias: pueden ser causantes de diversas alergias y procesos irritativos, por lo que conviene evitar su uso.

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