La importancia del diagnóstico precoz de la epilepsia
Como sucede con otras enfermedades y patologías, también en la epilepsia es muy importante el diagnóstico precoz. ¿Cómo hacerlo y qué ventajas tiene?
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Entendemos por epilepsia a una serie de trastornos del cerebro cuyo síntoma principal son las crisis epilépticas. Esas crisis afectan a una parte o a la totalidad de este órgano clave, son repentinas y no pueden controlarse. Obtener un diagnóstico precoz de la epilepsia es indispensable para iniciar cuanto antes un tratamiento paliativo.
Los cambios en la atención, la pérdida de la conciencia y la respuesta cerebral errática son algunas pistas para pensar que podríamos estar ante un caso de epilepsia, e inmediatamente hay que consultar a un profesional.
El diagnóstico precoz de la epilepsia
La epilepsia es un trastorno crónico y de orden físico que afecta al cerebro. No se trata de una enfermedad mental, mucho menos de una discapacidad intelectual. Las personas epilépticas tienen predisposición a sufrir convulsiones repetidas, que popularmente se llaman crisis epilépticas. Estos episodios suelen ocurrir de forma intermitente y se producen debido a una actividad eléctrica anormal y esporádica de un grupo de neuronas.
Dichas crisis consisten en el único síntoma específico de la epilepsia y, con el tratamiento adecuado, se puede reducir su intensidad y frecuencia. Y de acuerdo a la OMS, aproximadamente 70% de los pacientes responden satisfactoriamente al tratamiento para la epilepsia.
En estas situaciones, el médico realizará pruebas como un examen físico del paciente, un electroencefalograma, una tomografía computarizada de la cabeza, una resonancia magnética nuclear y además punciones lumbares.
Con los resultados de estos estudios y sus propias comprobaciones empíricas, el experto será capaz de ofrecer informes completos a la familia del paciente. Aunque no pueda determinar el origen de las crisis epilépticas, brindará una confirmación sobre este trastorno del sistema nervioso central y qué pasos deben seguir.
La sintomatología en cuestión puede variar de acuerdo al paciente y depende del tipo de trastorno epiléptico. Podemos diferenciar convulsiones generalizadas, las más comunes y difundidas, y convulsiones focales. Excepcionalmente, una convulsión focal podría acabar convertida en una convulsión generalizada.
¿Cómo se trata la epilepsia?
Una vez que se evalúa a fondo la condición del paciente, el tratamiento puede ir desde fármacos hasta cirugías. Los cuadros leves se resuelven con anticonvulsivos que previenen y reducen ambas clases de convulsiones.
La intervención quirúrgica es la única salida para deshacerse de tumores y de anomalías en tejidos. Siempre que no haya una respuesta positiva a los remedios, también deberá considerarse una operación.
Por último, si bien la epilepsia no tiene cura como tal, hay personas que dejan de tomar sus medicamentos después de un tiempo sin convulsiones y no vuelven, y menores que se recuperan al entrar en la edad adulta.
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