Frecuencia cardiaca y ejercicio físico
Cuando se realiza ejercicio, esta frecuencia suele cambiar y ello lo podemos determinar con diversos dispositivos.
Según la Fundación Española del Corazón, cuando hablamos de frecuencia cardiaca nos referimos a la cantidad de latidos que realiza el corazón durante un minuto. Se suele expresar en “latidos por minuto” o “pulsaciones por minuto”. Cuando se realiza ejercicio, esta frecuencia suele cambiar y ello lo podemos determinar con diversos dispositivos.
Por otro lado, explica que la frecuencia cardiaca máxima es el número máximo de latidos por minuto que puede alcanzar el corazón en un esfuerzo máximo. Según la Fundación, este valor puede ser de utilidad para calcular la intensidad al realizar ejercicios aeróbicos.
Método para calcularla
Para calcular la frecuencia cardiaca máxima existen diversos métodos. Uno de los más sencillos es restando a nuestra edad 220. Se puede ver claramente con un sencillo ejemplo: si uno tiene 30 años, la FC máxima será de 190 pulsaciones por minuto, siendo el 100% de la FC máxima 190 ppm y el 50%, 95 ppm.
Dependiendo del ejercicio, la Fundación no recomienda llegar a la cantidad de 220. Si sobrepasamos la FCM puede hacer que el flujo de bombeo del corazón no aumente aunque la frecuencia cardiaca sí lo haga. Especifican que vigilar la intensidad a la que practicamos deporte es uno de los puntos clave a los que debemos prestar atención si queremos sacarle provecho.
Cómo dividimos la intensidad
Según la Fundación del Corazón, podemos dividir la intensidad en: Baja intensidad: <70%FCmáx; moderada intensidad: 70-85% FCmáx; y alta intensidad: >85%FCmáx. Mientras que también establece que el porcentaje de la frecuencia cardíaca de reserva sirve para calcular la intensidad más precisa que la anterior, al estimarse una correlación entre el resultado de este cálculo y el porcentaje de VO2máx.
Dispositivos electrónicos
También podemos medir toda esta intensidad con aparatos electrónicos o gadgets que nos hacen la vida más fácil cuando hacemos ejercicio físico.
Un ejemplo es el pulsómetro, que nos puede dar una idea algo aproximada de la frecuencia cardiaca máxima siendo una referencia cuando medimos nuestra intensidad de entrenamiento. Al final nos sirve de guía, más o menos, de la intensidad que hacemos, de cuánto hemos hecho cada vez que ha durado el ejercicio y esto se puede comparar con el día anterior o posterior.
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