Cofactores y alergias alimentarias: una relación peligrosa que debes conocer
Los cofactores son elementos externos e internos que pueden aumentar la gravedad de una reacción alérgica, o incluso provocarla
Aproximadamente en España, entre el 1% y el 3% de la población sufre algún tipo de alergia alimentaria, una cifra que sube hasta el 8% en niños menores de 14 años. La causa exacta de por qué algunas personas desarrollan alergias y otras no se conoce con exactitud, pero se sabe que influyen varios factores como los inmunológicos, los gastrointestinales y la genética.
Lo que sí se conoce es que -cuando ya se ha producido la reacción alérgica- existen algunos elementos externos e internos que favorecen, intensifican, e incluso pueden provocar una respuesta alérgica por sí mismos. Estos elementos se llaman cofactores y en este artículo vamos a explicar cuáles son los más comunes y cómo pueden afectarnos.
¿Qué son los cofactores?
Los cofactores desempeñan un papel crucial en las alergias alimentarias, ya que pueden influir en la gravedad, el umbral de reacción y la presentación clínica de las mismas. Según explica la Dra. Ana Pérez Montero, jefe del servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid, “sin la presencia de cofactores, una persona puede tolerar pequeñas cantidades del alimento alergénico, mientras que con la presencia de un cofactor, incluso cantidades mínimas pueden desencadenar una reacción”. Por eso, las reacciones en las que intervienen cofactores suelen ser más impredecibles, por la dificultad que tienen los especialistas, a la hora de poder identificar el alérgeno responsable.
La importancia de los cofactores en las alergias alimentarias
Como decimos, los cofactores pueden aumentar la gravedad de una reacción alérgica, o incluso hacer que esta se manifieste en situaciones donde normalmente no lo haría. En el caso de las alergias alimentarias, asegura la Dra. Pérez, “un alimento que en condiciones normales no provoca síntomas, puede producir una reacción si se ingiere justo antes de hacer ejercicio, en un momento de estrés, o durante un proceso infeccioso, por ejemplo”. “En estos casos puede ocurrir, incluso, que una persona sufra una reacción al entrar en contacto con un alimento que normalmente toleraría”, añade.
Cofactores más comunes
Conocer qué cofactores nos están afectando y la influencia que puedan tener en nuestros síntomas, “es fundamental para poder elaborar un diagnóstico más preciso y establecer así pautas de prevención eficaces”, añade la Dra. Pérez Montero, incidiendo en que “identificar y evitar estos elementos puede ser tan crucial como evitar el alimento en sí”. La especialista destaca como cofactores más importantes:
- Ejercicio físico
El ejercicio físico, por sí solo, no suele causar reacciones alérgicas, pero cuando se combina con un alimento específico, sí que puede desencadenarla. La explicación es que la práctica de ejercicio físico puede incrementar la probabilidad de sufrir una reacción al aumentar la permeabilidad intestinal, lo que favorece la absorción de proteínas alergénicas. Comúnmente ocurre cuando el alimento se ingiere en las dos horas previas a la actividad física y, por el contrario, no suele provocar reacciones alérgicas si se consume sin realizar ejercicio.
- Alcohol
El alcohol puede amplificar las reacciones alérgicas porque aumenta la permeabilidad de las membranas mucosas, lo que permite una mayor absorción de los alérgenos y aumenta la respuesta inmune del cuerpo.
- Medicamentos
También pueden actuar como cofactores algunos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroides (AINES), que alteran la barrera intestinal.
- Infecciones o enfermedades concomitantes
En el caso de sufrir enfermedades virales o infecciones respiratorias, estas pueden actuar como cofactores, alterando la reactividad del sistema inmune. Del mismo modo, las infecciones gastrointestinales -como la gastroenteritis viral o bacteriana- pueden dañar la barrera intestinal, aumentando también la permeabilidad, y permitiendo que los alérgenos alimentarios pasen más fácilmente al torrente sanguíneo, lo que intensifica la reacción alérgica.
- Ciclo menstrual y cambios hormonales
En las mujeres, los niveles de hormonas pueden también amplificar las reacciones alérgicas gracias a su impacto en los mediadores inflamatorios. Además, al fluctuar las hormonas, hacen que sea mucho más difícil establecer un patrón.
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