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De la cesta de la compra a la consulta médica: el encarecimiento que enferma a los españoles

El resultado es un aumento silencioso de la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y la malnutrición infanti

La cesta de la compra en España se ha encarecido un 38% desde la pandemia, un golpe directo a los bolsillos de las familias trabajadoras. El aumento no es sólo un problema económico: se ha convertido en un problema de salud pública que el Gobierno de Pedro Sánchezel autoproclamado defensor de la clase trabajadora— está ignorando mientras millones de españoles se ven forzados a comer peor, enfermar más y gastar lo que no tienen en medicinas.

Una familia de cuatro miembros que vive con un sueldo medio de 1.600 euros netos mensuales se enfrenta a una factura alimentaria insostenible. Si antes de la pandemia podían gastar unos 400-450 euros al mes para cubrir una dieta variada y saludable, ahora, con la subida acumulada, esa misma compra ronda fácilmente 550-620 euros mensuales. Esto significa que cerca del 40% del salario se va sólo en comida, antes de pagar vivienda, suministros o transporte.

Este encarecimiento empuja a las familias a sustituir frutas, verduras frescas, pescado y carne de calidad por productos ultraprocesados más baratos pero menos nutritivos. El resultado es un aumento silencioso de la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y la malnutrición infantil.

Los niños, primeras víctimas

En los hogares con menores, la situación es especialmente grave: un desayuno a base de bollería industrial y bebidas azucaradas puede costar la mitad que uno de pan integral, fruta y lácteos. Pero esa economía se paga después con más visitas al pediatra, problemas de concentración en la escuela y un riesgo mayor de enfermedades crónicas desde la infancia.

El problema no se queda en el estómago: la inseguridad alimentaria genera estrés y ansiedad, dos de las principales causas de bajas laborales y de consumo creciente de ansiolíticos y antidepresivos en España. Los gastos en farmacia aumentan, sobre todo en familias con personas mayores o enfermos crónicos, y el círculo vicioso se cierra: menos salud, menos energía para trabajar, menos ingresos.

Un Gobierno que mira hacia otro lado

Mientras tanto, el Ejecutivo de Pedro Sánchez sigue vendiendo la imagen de un Gobierno para la gente trabajadora, pero permite que llenar el carro de la compra se convierta en un lujo. Las ayudas son puntuales, mal diseñadas y no atacan la raíz del problema: la falta de control sobre los precios básicos de alimentación y la ausencia de políticas reales para garantizar una nutrición adecuada a todos los ciudadanos.

En un país que se enorgullece de su dieta mediterránea, cada subida de precios nos aleja un poco más de la salud y nos acerca a un futuro donde la pobreza no solo se mide en euros, sino también en años de vida saludable perdidos.

Subida de precios de alimentos básicos

Desde 2020 hasta 2025, los precios de los alimentos básicos en España han subido de forma dramática: la leche ha pasado de 0,75 € a 1,20 € el litro (+60%), el pan de 0,80 € a 1,15 € (+43%), la docena de huevos de 1,50 € a 2,40 € (+60%), el pollo entero de 3,20 € a 4,50 € (+40%), las manzanas de 1,60 € a 2,30 € (+44%), el tomate de 1,80 € a 2,60 € (+44%), la pasta de 0,90 € a 1,40 € (+55%) y el aceite de oliva de 3,50 € a 8,00 € (+128%).

Esto implica que una familia de cuatro miembros que en 2020 gastaba unos 450 € al mes en alimentación saludable ahora necesita cerca de 610 €, lo que supone pasar del 28% al 38% de un sueldo neto de 1.600 € destinado únicamente a comida. La consecuencia directa es un aumento del consumo de productos ultraprocesados más baratos y menos nutritivos, lo que se traduce en más obesidad, diabetes tipo 2, déficit de vitaminas y minerales, peor desarrollo infantil y un incremento de problemas de salud mental como ansiedad y depresión, junto con un mayor gasto en fármacos.