Las cesáreas en España repuntan un 25%: ¿son todas necesarias?
Qué es una cesárea y cuándo se produce
Un parto vaginal tras una cesárea previa aumenta el riesgo de cirugía del suelo pélvico
El número de cesáreas en España se ha ido incrementando de manera paulatina hasta alcanzar el 25% en 2022. Una práctica que lleva al debate debido a la frontal oposición de los expertos en Ginecología y Obstetricia, ya que sólo lo aconsejan cuando la salud de la embarazada y el feto estén en riesgo.
Los datos del pasado año confirman la tendencia al alza con 337.380 bebés que nacieron por este procedimiento quirúrgico: el 75 % lo hicieron por parto vaginal natural y el 25 % por cesárea. Además, los casi 5.000 profesionales de nuestro país atendieron más de 7 millones de consultas en los hospitales españoles.
Los obstetras aseguran que su labor siempre es «mejorar la salud y bienestar de las embarazadas», de manera que tengan un embarazo «saludable y sin complicaciones en el parto, y mejoren su experiencia».
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), obstetras y matronas atendieron el pasado año a más de 332.000 partos en los hospitales de España, en los que nacieron 337.380 bebés. Tres de cada cuatro nacimientos se produjeron por parto vaginal natural y el 25 % restante por cesárea, una cifra que «se está intentando minimizar» en España. En cuanto a los fallecimientos maternales, se produjeron 12 muertes y se logró disminuir significativa en el índice de partos prematuros y en el número de recién nacidos con patologías congénitas no tratadas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la cesárea es una de las operaciones quirúrgicas más frecuentes del mundo, con tasas que siguen subiendo, en particular en los países de ingresos medios y altos. Aunque puede salvar vidas, a menudo se realiza sin necesidad médica, poniendo a las mujeres y a sus bebés en riesgo de problemas de salud a corto y a largo plazo. Una nueva declaración de la OMS recalca la importancia de enfocarlas en cuanto a las necesidades de cada paciente y desalienta centrar la atención en intentar alcanzar una tasa determinada.
La cesárea y problemas emocionales
No obstante, los efectos negativos no sólo se dejan sentir en forma de salud física o fisiológica de la madre y el bebé, según los expertos. Los problemas emocionales juegan también un papel determinante en esta experiencia.
Después de un parto por cesárea, a las madres les resulta más difícil comunicarse con su bebé. La razón es que la práctica de la cesárea, en muchos casos, todavía impide el contacto piel con piel entre el bebé y la madre en los primeros minutos tras el nacimiento.
Una cesárea programada evita las contracciones, que también tienen numerosos beneficios. Por ejemplo, se detiene la producción de oxitocina hormona del amor y endorfinas, que ayudan a la mujer relajarse durante el parto y a sobrellevar las agotadoras horas posteriores. Las mujeres que tienes las contracciones durante de parto activo tienen menos probabilidades de sufrir depresión posparto.
Por eso, y por muchas otras razones, es mejor que el bebé nazca por vía vaginal y, si es posible, de forma natural, ya que cuanto menos intervengan los profesionales, mejor será todo el proceso (si el parto va bien).
Violencia obstétrica
La violencia obstétrica se refiere a las prácticas y conductas realizadas por profesionales de la salud a las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio, en el ámbito público o privado, que por acción u omisión son violentas o pueden ser percibidas como violentas. Incluye actos no apropiados o no consensuados, como episiotomías sin consentimiento, intervenciones dolorosas sin anestésicos, obligar a parir en una determinada posición o proveer una medicalización excesiva, innecesaria o iatrogénica que podría generar complicaciones graves.
No son prácticas habituales, ni mucho menos, pero han vuelto a ser motivo de destacados titulares de prensa por algunas denuncias de mujeres que aseguran no haber podido decidir cómo querían llevar a cabo su parto.
Parto vaginal y cirugía de suelo pélvico
El parto vaginal después de una cesárea anterior se asocia con un mayor riesgo de cirugía del suelo pélvico en comparación con la planificación de otra cesárea, según una investigación publicada en la revista de acceso abierto PLOS Medicine. Los resultados proporcionan información útil para ayudar a las mujeres que han tenido una cesárea anterior a la hora de planificar cómo dar a luz en su próximo embarazo.
Los partos por cesárea han aumentado considerablemente en todo el mundo. Las directrices recomiendan que se asesore a las mujeres embarazadas sobre los riesgos y beneficios asociados a los siguientes partos tras una cesárea en comparación con la planificación de un parto vaginal, para que puedan tomar una decisión informada sobre esta elección.
Sin embargo, hay pocas pruebas sobre cómo esta elección afecta al riesgo de las mujeres de sufrir trastornos del suelo pélvico, como el prolapso de órganos pélvicos, la incontinencia urinaria, el prolapso rectal y la incontinencia fecal.
Parto natural
El parto natural también es conocido como parto normal o parto vaginal. Este tipo de parto consiste en dar a luz con pleno control de tu cuerpo a través de la vagina. Cabe destacar que, aunque los términos parto vaginal y parto natural hacen referencia a lo mismo, el parto vaginal no siempre es natural, ya que es posible utilizar anestesia epidural.
Se entiende por parto natural cuando tiene lugar un parto vaginal sin intervención de ningún fármaco que alivie el dolor causado por la dilatación. Para muchas mujeres, el parto natural es una experiencia única, ya que pueden estar conscientes durante todo el proceso y ver al bebé nada más nacer.
El parto por cesárea sigue los siguientes pasos:
En primer lugar, se administra la anestesia para evitar sentir dolor durante la cirugía. La sensación de movimientos o tirones se mantendrá durante la intervención. A continuación, se realiza una incisión habitualmente dos dedos por encima del pubis. Tras la incisión en la piel, se van abriendo los tejidos por capas hasta alcanzar el útero que se abre para la extracción del bebé y la placenta. Por último, se cierra por planos todos los tejidos cerrando en última instancia la piel con grapas o sutura.
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