OkSalud
1 por cada 8.497 estudiantes

La carencia de enfermeros escolares en los centros educativos amenaza la salud del alumnado

Varios expertos han dialogado sobre la “imperiosa necesidad” de implantar esta figura en los centros escolares para velar por la salud, seguridad y correcto desarrollo de niños y jóvenes

España cuenta actualmente con un enfermero escolar por cada 8.497 alumnos, una cifra que queda muy lejos de las recomendaciones de las asociaciones de salud y del propio ratio europeo: Islandia cuenta con uno por cada mil alumnos, Suecia con uno por cada 450, Reino Unido con uno por cada 1.155, entre otros ejemplos.

Esta carencia y la necesidad de implementar la figura del enfermero escolar de manera urgente en los centros escolares españoles son algunos de los temas que se han tratado en un encuentro organizado por el Consejo General de Enfermería (CGE), en cuyo marco también se ha puesto de manifiesto la inequidad que existe entre las comunidades autónomas en referencia a la cifra de profesionales contratados.

El presidente del CGE, Florentino Pérez Raya, ha comenzado el acto subrayando que «esta carencia afecta de lleno a la salud de los niños y adolescentes, tanto a corto como a largo plazo». Por eso, desde el CGE se exige «la instauración inmediata del enfermero escolar en todos los centros del país para salvaguardar la seguridad de todos los que componen esta comunidad educativa».

Para entender hasta qué punto es necesaria la figura del enfermero en los colegios, el responsable ha explicado que «salva muchas vidas, tanto de forma directa, en caso de accidente, como de manera indirecta, al mejorar la calidad de vida de los alumnos, porque se promueven hábitos de vida saludable y se previenen así enfermedades como la obesidad». Además, actúa en casos de bullying y suicidios en niños y adolescentes e incluso da apoyo a personas del colectivo LGTBI en riesgo de exclusión.

Una figura esencial

Existen programas concretos de apoyo en prácticamente todas las comunidades autónomas creados para dar soporte asistencial, de manera que enfermeros de distintos centros de salud se trasladan a los colegios de manera puntual para ofrecer el servicio. Sin embargo, el CGE asegura que esto no es suficiente. La reivindicación de la organización pasa por implantar una figura profesional permanente, fija y continua en los colegios.

La presidenta de la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE), enfermera y especialista en salud mental, Natividad López Langa, lleva más de 40 años ejerciendo el cargo en un centro educativo. Desde su experiencia, «una enfermera escolar desempeña todas las competencias profesionales durante la jornada lectiva, está integrada en la comunidad educativa y participa en todas las actividades del colegio de manera interdisciplinar con los profesionales docentes y no docentes que hay en los centros, por lo que debería ser una especialidad más a desarrollar de manera oficial».

López enumera las seis competencias que, a su juicio como profesional y responsable de la AMECE, desarrolla una enfermera escolar:

1. Función asistencial, para tratar a alumnos con enfermedades raras o discapacitantes, pero también para atender todas las urgencias que surgen al cabo del día, como traumatismos, atragantamientos, shocks anafilácticos, hipoglucemias, crisis epilépticas y paradas cardiorrespiratorias derivadas de otras patologías mal controladas.

2. Educación en salud para las familias, el profesorado (sobre todo en primeros auxilios) y los alumnos de manera continuada, ya que las charlas puntuales no con eficaces ni eficientes, sino que hay que mantener y transmitir esta filosofía en el tiempo.

3. Fomentar los hábitos de vida saludable con el fin de educar adultos más responsables en el autocuidado, el medioambiente y la solidaridad.

4. Como autoridades sanitarias y garantes de salud, dar respuesta al control de las enfermedades infecciosas, como se ha podido visibilizar ante la irrupción de la pandemia provocada por la Covid-19.

5. La enfermera escolar ahorra costes al sistema de salud porque en múltiples ocasiones se evita que el alumno tenga que ser trasladado a un centro sanitario, como por ejemplo en una crisis de asma, una hipoglucemia o conductas autolesivas y agresivas, entre otras.

6. Favorece la conciliación familiar y laboral aportando valor añadido en los colegios y una sensación de calma y seguridad a toda la comunidad educativa.

Asimismo, Guadalupe Fontán, enfermera del Instituto de Investigación Enfermera del CGE de España, ha destacado la función de estos profesionales en el contexto de la pandemia, ya que «no solo se ha asistido en casos de infección, sino que estos enfermeros también han elaborado mucha de la documentación que da apoyo hoy a la comunidad escolar facilitando guías de recomendaciones y pautas para prevenir los contagios».

En la misma línea, la presidenta de la AMECE también ha hecho referencia al reciente documento publicado por la Asociación Española de Pediatría (AEP) hace apenas diez días. López valora que la intención de retirar de forma progresiva las mascarillas del interior de las aulas es “precipitado y carece de criterios científicos”.

Pasividad política

Lejos de ser algo novedoso, las enfermeras escolares son un perfil reconocido a nivel internacional. Así lo ha contado la presidenta de la Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEESE), Engracia Soler, quien asegura que «hay países donde estas enfermeras están integradas por ley en los centros escolares desde hace años y en los que se valora su aportación y función en la salud de los alumnos».

Uno de los grandes problemas criticados duramente en el encuentro es el comportamiento pasivo de las autoridades políticas a la hora de implementar la figura del enfermero escolar en los colegios. En la actualidad existen 960 enfermeros escolares en España distribuidos por las distintas comunidades autónomas, pero 700 de ellos se encuentran solo en la Comunidad de Madrid. Esta cifra representa un enfermero por cada 8.497 alumnos.

Además, la realidad es que la mayoría de centros escolares tradicionales ni siquiera cuentan con esta figura, ya que muchos de ellos pertenecen a colegios de educación especial, lo que supone un grave riesgo para la salud y la supervivencia del alumnado en caso de accidente o crisis clínica.
Un ejemplo de indiferencia

La Asociación Nacional de Enfermería Escolar (NASN) estadounidense recomienda, de forma general, la existencia de un enfermero escolar por cada 750 estudiantes. En el caso de que estos requieran atención especial en la escuela, el ratio bajaría a uno por cada 250 alumnos. Si los estudiantes precisan cuidados de salud complejos, este valor se reduce a 150 escolares por enfermero.

El presidente de la Federación Española de Diabetes (FEDE) y padre de un menor que sufre la enfermedad, Juan Francisco Perán, relata que, tras una reunión con el Ministerio de Educación, a la que también asistió el secretario general del CGE, Diego Ayuso, donde se pedía instar a las comunidades autónomas a que implantaran de forma obligatoria la figura del enfermero escolar, el descontento de las organizaciones es aún mayor.

«La reunión fue decepcionante. Como presidente de la FEDE y como padre de un menor con diabetes, me sentí totalmente indignado porque el Ministerio de Educación no contemplaba la imagen de esta figura debido a que, según ellos, solo atienden a necesidades educativas, a pesar de reconocer que había un problema asistencial con los niños que sufren enfermedades crónicas. Tampoco contemplaban la formación para la salud en los centros educativos porque valoran que ya queda cubierta con los profesores de educación física», sentencia Perán.