Ahumados: por qué deberíamos tener cuidado con ellos
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A pesar de que muchos son considerados auténticos manjares, en este artículo queremos explicarte por qué los productos ahumados no son una buena opción en tus comidas. Por supuesto, puedes optar por ellos de vez en cuando, pero no de manera abundante. Por su composición y elaboración, son alimentos que deben quedar reservados sólo para ocasiones especiales, así que deberíamos tener cuidado con ellos.
Por esto, su ingesta debe ser sólo puntual, independientemente de qué tipo de alimento se trate.
¿Por qué no son recomendables los ahumados?
InfoSalus, el portal de Europa Press especializado en estos temas, aporta más información al tener declaraciones de la dietista-nutricionista Andrea Calderón, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación -SEDCA-.
Esta profesional afirma que el principal problema de los productos ahumados son los aditivos con los que se consigue este efecto. Muchas veces, para lograr el aroma y el sabor tan característico, las empresas incurren en prácticas poco honestas con el consumidor. Significa que realizan procedimientos nada naturales para que parezcan ahumados pero en realidad no se preparan así.
Por otro lado, hay que recordar las advertencias y los consejos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, institución que desde el año 2009 insiste en que no deben ingerirse ahumados más de tres o cuatro veces a la semana, considerando siempre que sean pequeñas raciones. Asimismo, sugieren que no formen parte de nuestra despensa.
¿Cuál es el peligro de este proceso?
El ahumado es una técnica de conservación de los alimentos muy frecuente en la alta gastronomía, que consiste en someter piezas de alimentos, más que nada carne, a una fuente de humo que proviene del fuego de maderas de bajo nivel de resinas.
Para que este método resulte efectivo, previamente hay que exponer a las piezas a un curado con sal para secarlas y quitarles toda el agua que poseen. Lamentablemente, en su afán por ganar más en menos tiempo, las compañías aceleran el ahumado artificialmente.
Esto provoca que puedan aparecer microcompuestos tóxicos o perjudiciales para la salud, como es el caso de los hidrocarburos aromáticos policíclicos -HAP-. Y es fácil darse cuenta de su presencia porque se la relaciona con un sabor muy penetrante. Justamente esa es la trampa de los ahumados. Son deliciosos al paladar, pero lo mejor es tomar precaución a la hora de consumirlos. Por suerte, se consumen en festivos.
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