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Fobias

Los afectados de fobia social están en una situación de riesgo

Cuando hablamos de fobia social nos referimos al miedo constante e injustificado ante situaciones que pueden dar lugar al examen y juicio por parte de los demás, como son las reuniones, fiestas u otros eventos sociales. Además se establece que los afectados de fobia social están una situación de riesgo.

Puede llegar a afectar tanto a hombres como a mujeres y suele comenzar en la adolescencia, llegando a la madurez en su punto álgido.

Qué les pasa a los afectados de fobia social

Según la experta, Andrea Doreste, psicóloga de la Clínica MGC Mutua, este miedo puede afectar en la vida diaria, dificultando a la persona a conservar los amigos y afectando a la vida laboral, al temer hablar en público, estar presente en reuniones o convenciones, comer con un cliente, entre otros de índole social.

Es por esto que se anuncia que los pacientes con trastorno de ansiedad social están en una situación de riesgo. Es decir, suelen ser más propensas a la hora de consumir alcohol o drogas a modo de relajante.

Otras cosas que les puede afectar es el riesgo de un aislamiento progresivo, distanciándose cada vez más hasta de su propio entorno.

Junto a otros trastornos

Este problema no viene solo. Porque hasta un 80% de los pacientes presenta otro trastorno, normalmente manifestado después de la ansiedad social. El riesgo de los pacientes a presentar una depresión a lo largo de su vida, es entre tres y cuatro veces mayor de lo normal.

Qué síntomas se padecen

Hay distintos, y entre los más destacados son los sudores o temblores, ruborizarse, taquicardia, malestar de estómago, mente en blanco, dificultad al hablar o tartamudear.

Hay que aclarar que esto no quiere decir timidez. Es muy frecuente un pequeño momento de ansiedad, ante un momento que no controlamos. Sentirse más o menos a gusto ante situaciones nuevas depende del carácter de cada persona.

Tratamiento

Hablamos del psicoterapéutico y el farmacológico, que en ocasiones se combinarán en algunos pacientes.

El primero se usa con la terapia cognitivo-conductual, aplicada individualmente o en grupos. Serán de ayuda técnicas como la relajación o el mindfulness, entre otros.

Mientras que en el farmacológico, se suele basar en proporcionar antidepresivos, como los betabloqueantes, así como los ansiolíticos, como las benzodiacepinas.

«Si la fobia o ansiedad social está afectando a las relaciones personales e interfiere con el trabajo, se debe consultar al médico para tratar cuanto antes”, comenta la experta.