Postres típicos de Galicia: dulces caseros con sabor a tradición
Filloas, tarta de Santiago, melindres y más postres gallegos con historia. Aprende a prepararlos paso a paso en casa.
Rosquillas gallegas al horno
Tarta de Santiago con chocolate
Trenza de huevo gallega
Galicia huele a mar, a bosque húmedo y también a dulce recién hecho. Sus postres son parte esencial de la identidad gallega: recetas transmitidas de madres a hijas, de abuelas a nietos, que conservan el sabor de lo auténtico. En cada rincón del país se prepara una especialidad distinta, pero todas comparten un mismo espíritu: sencillez, ingredientes naturales y ese toque casero imposible de imitar.
Filloas: el sabor del carnaval gallego
Tiempo de preparación: 2 horas
Porciones: 6
Información nutricional: 700 kcal
Tipo de cocina: Temática (Halloween) / Internacional
Las filloas son el alma de los carnavales gallegos, conocidas como Entroido. Son finas, ligeras y delicadamente dulces, parecidas a los crepes, pero con un sabor más rústico y hogareño.
Para hacerlas, mezcla tres huevos con medio litro de leche, una pizca de sal y unos 150 gramos de harina, hasta obtener una masa líquida sin grumos. Calienta una sartén antiadherente y úntala con un poco de manteca o grasa de cerdo. Vierte una capa fina de masa, cocina por ambos lados y repite hasta acabar.
Se pueden comer solas, con azúcar o miel, o rellenas de nata, chocolate o mermelada. En muchas aldeas, se preparan sobre planchas de hierro al fuego, llenando las cocinas de ese aroma inconfundible que anuncia el carnaval.
Tarta de Santiago: el símbolo más dulce de Galicia
La tarta de Santiago es, sin duda, el postre más emblemático de Galicia. Su receta, sencilla pero perfecta, tiene siglos de historia y se asocia al Camino de Santiago y a la hospitalidad gallega.
Solo lleva tres ingredientes básicos: almendra molida, azúcar y huevos. Mezcla 250 gramos de almendra con 250 gramos de azúcar, añade cinco huevos y un poco de ralladura de limón. Hornea a 180 °C durante 30 minutos y, cuando esté fría, cúbrela con azúcar glas dejando visible la cruz de Santiago en el centro.
Melindres: pequeños bocados con historia
Los melindres son joyas de la repostería tradicional gallega. Se preparan sobre todo en Melide, donde cada año se celebra una fiesta dedicada a ellos. Estas rosquillas tiernas y brillantes conquistan por su glaseado dulce y su textura suave.
Bate huevos con azúcar, un toque de anís y ralladura de limón. Añade harina poco a poco hasta obtener una masa firme. Forma pequeñas rosquillas y hornéalas hasta que estén doradas. Finalmente, báñalas en un almíbar de azúcar y limón.
Crujientes por fuera y suaves por dentro, los melindres huelen a feria, a domingo y a sobremesas largas con café recién hecho.
Otros dulces con esencia gallega
Además de los clásicos, Galicia guarda otros tesoros dulces: la bica, un bizcocho denso y esponjoso típico de Ourense y Lugo; las orejas de Carnaval, finas y crujientes; o el requesón con miel, simple y delicioso. También son populares las rosquillas de anís y la leche frita, que se preparan especialmente en fiestas y romerías.
Cada dulce es un pedacito de historia local, una receta nacida en la cocina de una aldea y que hoy sigue viva en los hogares gallegos.
Dulces que cuentan historias
Probar un postre gallego es saborear siglos de tradición. En cada filloa, melindre o tarta de Santiago hay recuerdos, cariño y el eco de una tierra generosa. Prepararlos en casa no solo es cocinar: es rendir homenaje a quienes mantuvieron vivas estas recetas. Y cuando el azúcar se funde, el horno se abre y la casa se llena de aroma dulce, uno entiende por qué Galicia sabe tanto a hogar.
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