Yolanda Díaz recién comulgada
Yolanda Díaz siempre habla de “amor” e insiste en “una plataforma sin egos” y claro, no cuela; porque el amor (mesiánica-Díaz) habla de todo menos de sí mismo. Cuando la escucho percibo que, aunque se encanta, está impostando la sonrisa, las manos (su gesticulación es artefactada) y la voz.
¿La han escuchado en Valencia con las otras políticas? Me recuerda un poco a Sánchez (y a todos los narcisos y manipuladores) con esa carita iluminada y ese timbre meloso de novicia recién confesada y comulgada.
¿Les seducen a ustedes sus artificiosos mohines buenistas? A mí, al contrario, me irritan porque en mi particular escala de valores sólo hay algo peor que un macarra: ¡un cursi!
«Hagamos cosas pequeñas, soñemos en grande» -así se ha pronunciado Díaz, acompañada de otras cuatro sensibleras absolutamente avasalladas (algunas sin darse cuenta) por sus propios egos: Colau, la vicepresidenta de la Generalitat valenciana, Mónica Oltra, la portavoz de Más Madrid, Mónica García, y la portavoz de Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía en Ceuta, Fátima Hamed.
Que siiii… Que el narcisismo nos abraza a todes, pero, ¿saben qué es lo siniestro de estas personas tan mojigatas?… ¡Que mienten! (ya lo sabrán ustedes, insurgentes lectores míos) fingen, engañan, estafan, donde el objeto de ese narcisismo maquiavélico y grimoso no es otra cosa que el buenismo más pueril (y eso sí que es grimoso).
Por descontado, mi intención no es ofender a estas cinco generadoras y gestoras profesionales de ofendiditos (idiotas útiles) pero, amigues, en este vodevil en que se ha convertido la izquierda es difícil determinar si son más hipócrites o mas mendrugues…
Con voz de la niña de Vicks VapoRub: «Nos une el proyecto de ensanchar la democracia por encima de todo. Desde la mistura, la diversidad…». Hija, Yolanda, eres una farisea y una cínica, pero algo mucho peor :¡cursi!
Me hubiera parecido creíble, y muy emocionante, tu discurso si hubierais invitado a Ayusator, a Cayetana, a Olona… Pero eso es imposible en vuestro aquelarre donde no adoráis a Lucifer, sino a vosotras, cada una a sí misma.
Una vez me dijo Monasterio que ella se podría ir a tomar algo con Irene Montero y con cualquiera de ellas… Pero que ellas (las sororas, las dialogantas, las de la “escucha”, las inclusivas, las filantrópicas, las compasivas y magnánimas) no se sentarían si quiera a su lado.
Hablan de libertad, tolerancia, de pluralismo (criaturicas mías) mientras llaman fascistas a los que no piensan igual que ellas, literal (calcadito como lo manda el régimen). Hablan de escucha… Si la incoherencia fuera tiña cuántes tiñoses habría… Hablan de feminismo, de hermandad, de política bonita… Pero arrinconan y castigan (y si no,que se lo digan a Belarra y Jolines, mirando a la pared en el rincón, pobriñas).
¡No, querides! Tolerancia no buscan, ni amor, ni diversidad, ni sostenibilidad, ni ganancia antropológica. Como la gran mayoría de los políticos, no buscan otra cosa que relevancia, envanecimiento, vanagloria.
Por otra parte, la moralidad en que vivimos (que es simple estadística) está constituida por preceptos insustanciales y segregacionistas donde el más sobrevalorado es, sin dudarlo, la emocionalidad y el juicio del tonto. Y ya saben, amigues, que lo peor del tonto no es su falta de criterio, lo peor del tonto es que no tiene humor.
Analizando estos videos de Valencia y otras imágenes, he de decir que, para hablar en femenino hay que ser cursi y afectadito de narices y, desde luego, no tener una miaja de humor. ¿Saben? E humor nos da la talla de la sofisticación intelectual de una persona y cumple una importantísima función social: desdramatizar, aliviar tensión.
El humor es contemporizar, tolerar la frustración, mostrar que tienes una duda razonable, que no te crees Jesucristo; el humor es elegancia… Puedo seguir.
El humor es la verdadera dignidad y la democracia, la patria y la única forma de vivir en comunidad.
“Hemos venido para quedarnos y no vamos a pedir permiso ni a pedir perdón», ha asegurado Mónica García que además de política es médica, atleta y, otra cursi: «Yo tengo un átomo de Ada Colau, de Mónica Oltra, de Yolanda Díaz y de Fátima Hamed, y con pequeños átomos vamos a hacer una molécula maravillosa». ¿Y qué tal una neurone?
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