Si Palma es España, ¿qué es eso de Palma.cat?
La petición del líder de Vox en Palma, Fulgencio Coll, para que el próximo pleno del 27 de julio cambie el dominio de la página web del Ayuntamiento del actual Palma.cat al de Palma.es tiene una lógica tan aplastante que lo que resulta inconcebible es su actual dominio. La dictadura del catalán llevó al socialcomunismo a cometer una auténtica tropelía -aunque a fuerza de ser sincero también colaboró en su día el PP y basta recordar el papel jugado por el ex presidente del Parlamento balear Pere Rotger-, por lo que el nuevo consistorio tiene la obligación de acabar de inmediato con esa cesión ignominiosa al independentismo catalán. Si Palma es España, el dominio de la página web del Ayuntamiento tiene que ser Palma.es, no sólo por coherencia y lógica, sino porque PP y Vox acordaron modificar la normativa lingüística para que el español esté en igualdad de condiciones que el catalán en Baleares y que los ciudadanos puedan dirigirse y ser contestados en ambas lenguas sin necesidad de solicitud previa. No es mucho pedir que el nuevo consistorio, gobernado por el popular Jaime Martínez, proporcione la información «en las dos lenguas oficiales».
Lo de Palma.cat es el reflejo de lo vivido en Baleares durante los últimos años. El sometimiento del español al catalán alcanzó niveles de infamia, porque toda la política lingüística del socialcomunismo ha estado cortada por el mismo patrón. Y eso que tiene que acabar de inmediato. Las urnas han sido suficientemente explícitas y han otorgado su confianza al PP para que acabe, entre otras cosas, con el totalitarismo lingüístico de una izquierda que ha bailado al son del separatismo catalán. Hay que empezar a desmontar el siniestro plan de exclusión del español promovido por la izquierda y hay que hacerlo comenzando por erradicar sin contemplaciones todos esos gestos dedicados a complacer al separatismo catalán. ¿Qué es eso de Palma.cat? El Ayuntamiento de Palma, con su nuevo regidor al frente, no puede negarse a la propuesta de Vox. Porque negarse es seguir dando alas a los amigos del independentismo catalán en Baleares.