Los ricos se lo tienen ganado

Los ricos se lo tienen ganado
Los ricos se lo tienen ganado
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Al parecer, Hacienda sólo considera “ricos” a 23.000 españoles que tendrán que aflojar las cuentas corrientes para semillenar la caja de la variopinta María Jesús Montero, que cada vez que se asoma a la pequeña pantalla (se asuma mucho) sube el pan, la leche, las lentejas y hasta los cardos.

Todo el mundo sabe que la “gente que tenemos dinero” (Emilio Botín, el íntimo amigo de Rodríguez Zapatero) hace tiempo que legal o ilegalmente se llevó su jurdó a lugares más apacibles e, incluso, con más seguridad jurídica. Sánchez&Montero les van a madrugar a estos…

Me parece de perlas que les aprieten las tuercas, aunque, no se engañen, no van a pillar nada. A lo más, cuatro denarios mal contados. ¡A ver qué dicen ahora los que llevan cuatro años –sólo hasta antes de ayer parece que se les cayó el telón- bailando el agua al sandokán!

El dinero en España siempre ha sido temeroso del poder. Imagino que como en todos los lugares del mundo. Pero aquí especialmente. No lo escribo por aquellos emprendedores que han hecho su fortuna levantándose cada mañana antes de salir el sol. Pienso en esos otros personajes que le comen los mocos a los Gobiernos de turno.

Hay otros ricos que han permanecido en silencio antes las tropelías del mencionado sandokán. Asustados ante el BOE o a no ser invitados a los jolgorios sanchistas. La desmembración fáctica del Estado les importa tanto como una higa, olvidando aquello de: “Primero vinieron a por los judíos… Luego vinieron a por mí…”.

Ahora andan bailando el agua a Núñez Feijóo como si el galaico se hubiera caído de un guindo. A estas alturas de la sesión conoce a cada uno con el número correcto. España, históricamente desde 1492, ha tenido dos problemas. El primero su clase política, que en la actual coyuntura toca fondo por su falta de preparación y su ansia por subsistir. El segundo su clase empresarial, siempre pegada al poder. Pero nunca como hasta ahora, miedosa ante la reacción de dos dirigentes políticos de pacotilla: Sánchez e Iglesias. En el pecado llevan la penitencia. Ajo y agua.

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