El régimen de Venezuela ha arruinado al país
Es terrible comprobar cómo Venezuela se encuentra arruinada, hambrienta y en la más absoluta miseria por las decisiones tiránicas de un régimen que ni respeta las libertades ni respeta a las personas. Maduro es un dictador que tiene a los venezolanos o encarcelados, o perseguidos o exiliados. Quienes no han podido irse, sufren la hambruna que ese régimen comunista provoca. Qué efecto tan potente tienen las medidas comunistas, que hunde en la miseria a un país con unos recursos naturales magníficos y con buena formación en recursos humanos.
Ha llevado al país a una hiperinflación brutal, que el FMI calcula que hará que Venezuela cierre 2019 con una inflación de 10.000.000%. No hay bienes para comer, y los pocos que hay ven variar su precio a ese ritmo, elemento insostenible para cualquier economía. La receta de Maduro no es otra que subir, una y otra vez, el salario mínimo, pero los precios todavía suben más, impulsados por, entre otras, esa mala medida para la economía. Eso es lo que quieren aplicar aquí también los podemitas, que, al fin y al cabo, han nacido al cobijo del régimen bolivariano.
La inversión local es casi inexistente en Venezuela, la extranjera no va ya desde hace tiempo, ya que no hay ninguna seguridad jurídica que respete las inversiones, y el país se descapitaliza por todos los costados. Esa hiperinflación crece y crece, habiendo alcanzado ya el 1.000.000% de inflación, para incrementarse en un único año hasta la cifra indicada anteriormente, según estimaciones del FMI. ¿Por qué? Porque el banco central de dicho país no deja de crear dinero, de imprimir papel, para financiar el gasto público. Esto hace que ya nadie quiera ahorrar, si es que tiene recursos que pueda ahorrar, porque el alto valor que pierden es instantáneo. Todo ello, con una disminución de la producción de crudo, que, además, sólo puede ir a pagar deudas.
Esto lleva al colapso económico, originado por la tiranía encabezada por Maduro, que se apropió de un poder que no le correspondía. Todos los países deben reconocer a Guaidó como presidente interino, porque es la única legalidad que existe. España debería haberlo reconocido desde el principio, en lugar de arrastrar los pies para no molestar a Podemos. Es intolerable todo el daño que esas personas han hecho en Venezuela. Ojalá pronto se restituya allí la libertad y con la ayuda humanitaria y un nuevo rumbo, dentro de esa libertad y democracia que ahora no tienen, puedan remontar.
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