Opinión

Recordando la sequía de cuando Carod-Rovira

  • Teresa Giménez Barbat
  • Escritora y política. Miembro fundador de Ciutadans de Catalunya, asociación cívica que dio origen al partido político Ciudadanos. Ex eurodiputada por UPyD. Escribo sobre política nacional e internacional.

Me dispongo a escribir este artículo en mi casa, en el área metropolitana de Barcelona, bajo la impresión de ver el termómetro de mi jardín a las dos de la tarde a casi 40º bajo la sombra de un toldo a rayas. En RestoEspaña están también igual. Con un calor importante, con un 26% menos de lluvia de lo habitual, los embalses al nivel más bajo desde 1995 y con municipios de siete comunidades autónomas con restricciones de agua. Parece que una maldición divina haya caído sobre nuestras cabezas. Como si nunca más fuera a llover.

Pero olvidamos que el año 2007 se convirtió, para el conjunto de Cataluña, en el más severo en términos de intensidad del déficit hídrico de los últimos 70 años (¿ahora 85?) según los datos que facilitó entonces el Instituto Nacional de Meteorología a la Universidad de Barcelona. Se experimentó, según la prensa de entonces, “la peor sequía conocida”. Afectó especialmente a las comarcas de la Anoia, el sur del Segrià, el norte de la Terra Alta, la Garrotxa, Osona, el norte del Berguedà, la Selva, el Vallès Oriental, el norte del Maresme y el Alt Empordà. Más de 17 meses sin lluvias que valieran la pena en las cabeceras de los ríos y que causaron un lento pero constante descenso de las reservas embalsadas.  La falta de agua llegó a su punto más crítico el 31 de marzo del 2008, cuando los embalses del Ter Llobregat bordearon el 20% de su capacidad y se acercó a la ciudadanía el fantasma de los cortes de suministro.

José Luis Carod Rovira (famoso también por lo mucho que se enfadó cuando castellanizaron así su nombre en un programa de Televisión) fue consejero de la Vicepresidencia en el gobierno de Cataluña desde el 2006 al 2010, siendo nombrado el 3 de diciembre del 2008 vicepresidente del gobierno catalán. Tuvo un papel muy destacado en toda la crisis de la sequía del 2007. Por aquel entonces se levantó en contra del trasvase del agua del Ebro de Tarragona a Barcelona. “El agua del Ebro está pensada para hacer un uso en situación de emergencia y no para llenar piscinas”, amonestó. Todo ese tema del trasvase,  que no llegó materializarse,  dividió al tripartito de entonces y enfrentó a las comunidades autónomas entre ellas. ¡Lo que llegamos a sufrir! Recuerdo que se llevaba agua en barco de Tarragona a Barcelona y que comenzó la construcción de una tubería paralela a la AP7 para transportarla.

El Sr. Carod Rovira (que se quiso Carod-Rovira como Grande Marlasca se quiso Grande-Marlaska) afirmaba que el Govern no era “trasvasista”. Y tampoco era favorable a la opción del trasvase desde el Ródano, solución que algunos pedían de forma inminente. Él era del tipo idealista que apostaba más por ‘la solidaridat nacional’ y una ‘nueva cultura del agua’. Para convencer a los remisos, utilizaba incluso argumentos poéticos como una referencia a la canción de María del Mar Bonet en la que canta ‘Aigo, vos demanam, aigo i vós, senyor, mos dau vent’. Todo  para abrir la mente a soluciones que pasaban por la austeridad y los derechos de los accidentes geográficos y de los flujos de agua por encima de las personas. “El río (Ebro) no puede ser ‘víctima de una nueva agresión a sus intereses’”, tronaba.

Al final, de tanto pedir “Aigo”, vinieron las lluvias. Puestos ya en la obsesión por los records, el mes de mayo del 2008 se convirtió en el más lluvioso de “los últimos 25 años”.  Todo aquel bé de Déu de agua incrementó considerablemente las reservas de los embalses dejando atrás una situación que, de momento, no se ha vuelto a repetir.

Pero aún estamos a día 12.