Opinión

La receta de la izquierda: subir la luz a las familias con más hijos

Las fuerzas de progreso que mantienen a Pedro Sánchez en La Moncloa han encontrado una solución para frenar la escalada de los precios energéticos: penalizar fiscalmente a las familias con más consumo de luz y de gas. O sea, que en lugar de bonificar a las familias numerosas, se las castigue por consumir más luz y gas que la media. Fastuoso. A quien viva solo y gaste menos, premio; a los hogares que no tienen más remedio que consumir más por razones obvias, palo y tente tieso.

Esto del progresismo es para nota. Uno diría que el progreso y la solidaridad consiste en que el Estado eche una mano a quienes tienen más problemas, pero se conoce que es al revés. Hay que primar a quienes menos pagan de luz y de gas a cambio de penalizar a los que más consumen. La idea de los socios comunistas de Sánchez es de aurora boreal: los Verdes Equo y Más País proponen la creación de una tarifa “progresiva” de la luz y el gas que castigue fiscalmente a los hogares con mayores consumos.

Y es que la mentalidad totalitaria de esta gente les impide aceptar que una familia numerosa, por propia definición, consume más no porque sea rica, sino porque no tiene más remedio. No es difícil de entender que una familia con cuatro o cinco hijos necesita más metros cuadrados de casa y, por lo tanto, la obliga, muy a su pesar, a un mayor consumo eléctrico y de gas, pero las cabezas cuadradas de la izquierda más reaccionaria no se mueven por la lógica.

El texto de estos lumbreras pide «establecer tarifas progresivas y justas para los suministros de gas y electricidad, diferenciados por tramos de consumo en los que, tanto los cargos y peajes como las contribuciones fiscales, sean mayores cuanto mayor sea el consumo». O sea, no sólo se trataría de castigar fiscalmente, sino también elevando todo el resto de cargos y peajes englobados en el recibo de la luz y del gas. 
El progresismo era esto.